Gente corriente

Sergi González: "Era sumiller y quería que su boda oliera a bodega"

Fragancias: para que una casa de citas huela a fresas, una tienda de deportes a montaña. Quien lo consigue es él.

«Era sumiller y quería que su boda oliera a bodega»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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Sergi González era inspector de sanidad y, a su modo, estaba en contacto con los olores. Su amigo, a la postre socio, tenía una empresa de limpieza industrial, y también a su modo estaba en contacto con los olores. «Me contaba, por ejemplo, que la gente no solo quería que sus cosas estuvieran limpias: quería que olieran a limpio». Hablaban de eso, de olores, intercambiaban ideas y al cabo investigaron, y finalmente montaron su propio negocio: uno, por supuesto, de olores.

-Olores no. Experiencias olfativas.

-Es verdad. ¿Me lo explica?

-Tenemos dos vertientes: la neutralización del mal olor y la creación de fragancias. Miramos cómo estaba el panorama y vimos que la gente básicamente echaba mano del ambientador. Lo nuestro es algo distinto.

-¿Me da un ejemplo?

-Hacemos que las cosas huelan a lo que el cliente quiere que huelan. Se trata de transmitir valores a través de una fragancia. Una cadena de productos de deporte quería que sus locales olieran a montaña, y eso hicimos.

-¿Cómo lo hacen? Técnicamente, digo.

-Hicimos contratos de colaboración con perfumistas y laboratorios de fragancias. Nosotros vamos allí con un concepto de lo que necesitamos y ellos nos hacen propuestas.

-Algo me habló usted del Barça…

-Sí. Como sabe, el Barça siempre juega con el césped recién cortado, un poco húmedo, y querían que sus tiendas olieran a eso. Pero ese proyecto de momento está parado.

-Cuénteme más casos. Casos raros.

-Pues, por ejemplo, en una casa de citas, además de tapar ciertos olores, querían que en el ambiente hubiera una fragancia que evocara lo femenino. Acabó siendo olor a frutos rojos, porque una chica dijo que solía mascar chicle de fresa cuando estaba con los clientes, y que a ellos les gustaba. O un local de intercambios, también.

-Ah. ¿A qué querían que oliera?

-Había que buscar algo chispeante y que diera sensación de limpieza. Se acabaron decidiendo por el olor a crema catalana.

-¿A qué? ¿A crema catalana?

-Sí, se entiende. En ese contexto de éxtasis, de pasión, lo dulce, lo gourmand, gusta.

-Y aparte de locales, ¿qué otros sitios aromatizan?

-Estands de ferias, por ejemplo, para captar a los clientes cuando van por los pasillos. O bodas, se casó una pareja y él era sumiller y quería que su boda oliera a bodega. También creamos una fragancia para animar a la afición del MoraBanc de Andorra.

-¿Animar?

-Sí, hay fragancias que la gente relaciona con activarse, con animarse. Se llamó Fragancia Número 6 y tenía notas de caramelo, de bebida energética, como un Red Bull.

-Me dijo que también neutralizan los malos olores.

-Sí, nos pueden llamar de un hotel, por ejemplo, para que quitemos el olor de cigarrillo de una habitación. Una vez nos llamaron para limpiar un piso donde había muerto una persona con síndrome de Diógenes: habían contratado a una empresa de limpieza pero ellos ni entraron, cuando llegamos había varios que habían vomitado por el olor. Nosotros lo arreglamos.

-¿Cómo lo hicieron?

-Por medio de un tratamiento de agentes biológicos y un neutralizador ambientado. Este. Es un neutralizador de olores. De hecho, le voy a contar una anécdota.

-Por favor.

-Alpematic, o sea, nosotros, tenemos una web, pero no vendemos mucho por ahí. Hasta que un día vimos que las ventas de este producto habían subido un 800%. ¡800%! Investigamos, ¿y sabe qué encontramos?

-Me tiene en ascuas.

-Los que cultivan marihuana. Se había corrido la voz de que este producto neutralizaba perfectamente el olor de las plantas y todos se habían lanzado a comprarlo.