LA RESPUESTA SOCIAL
Sensibilizar y presionar
Les conduce una indignación muy similar a la que sintieron durante los tiempos del 'no a la guerra'. O el 'nunca mais'. O el más reciente 'sí se puede'. En esta crisis, en este desgraciado fenómeno de los refugiados, falta una frase célebre. Un 'claim', que dirían los publicistas. Aquí, en cambio, y a diferencia de esas anteriores movilizaciones, los que blanden pancartas pueden y quieren además echar una mano. Y dos también. En la estación del Nord se dan cita los cabreados con la Unión Europea, en general, y con el Gobierno español, en particular. Convocados por la plataforma Stop Mare Mortum, centenares de personas encienden velas por los muertos y abren sus brazos y casas a cuantos asilados requieran de un techo.
Beatriu Guarro, portavoz del colectivo, no esperaba este éxito y da por conseguido "el objetivo de sensibilizar a la población y presionar a los políticos". Junto a ella, una sábana gigante simboliza el Mediterráneo. Sobre el manto azul, velas encendidas. Cada una, un bote neumático, tan frágil como la volátil llama en un día de lluvia. Muchos traen la cera de casa y la colocan sobre las repisas. "Mucha gente se ha muerto, así que a partir de ahora pórtate bien", regaña un niño que no tendrá más de seis años a su revoltosa hermana, de no más de dos. Por ahí andan Ignasi y Ana, acompañados por su hijo Pau, de tres años, una edad que muchos ya asocian con Aylan, el pequeño que pereció el miércoles en el 'mare mortum'. Esta pareja ha colaborado durante muchos años con Médicos sin Fronteras, así que su experiencia puede venir muy bien en el caso de que haya que recibir a refugiados.
"Estamos encantados con la idea de echar una mano, ya sea como traductores, acogiendo a gente en casa, con educación, lo que sea", aporta el padre. "Es una vergüenza lo que está pasando. La presión migratoria se concentra en países que rodean a los estados en conflicto, con muchos menos recursos que las grandes potencias europeas, y eso debe cambiar". Anima a todo el mundo a apuntarse a las ciudades refugio, aunque solo sea para hacer bulto, "porque cuantos más seamos, más obligados estarán los gobiernos a cambiar su postura".
Carme, Conxita y Joana tienen una cierta edad y no están para tonterías. Bajo el paraguas, se acuerdan de la guerra civil, de todos los que se tuvieron que ir, muchos a México, y de lo que bien que se les trató allí donde fueron menos en Francia. Por eso han venido, aunque un poco desorientadas: "Esperábamos que hubiera una mesa informativa o un lugar al que apuntarse". Porque esa es otra, el mecanismo municipal quizás sea demasiado 2.0. ¿Qué pasa si alguien no tiene correo electrónico?
"QUE SEA YA"
Dicen que les sabe mal que el acto de los alcaldes coincida con la concentración ciudadana. Que una cosa es la política y otra, la movilización social. No les falta razón: los parlamentos del interior deslucen algo la concentración silenciosa exterior. Pero da igual, Jana, Carme y Conxita se ofrecen para lo que sea. "Pero que sea ya, que está muriendo gente cada día".
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