Seducir con la ciencia

Rodger W. Bybee, en un hotel del centro de Barcelona, el jueves.

Rodger W. Bybee, en un hotel del centro de Barcelona, el jueves.

MARÍA G. SAN NARCISO / BARCELONA

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Los niños tienen curiosidad por las ciencias. Aunque no sepan bien ni de qué van, sí que se preguntan por qué el mar es azul, por qué cambia la forma de la Luna o cómo se construyen las casas. Sin embargo, a medida que van cumpliendo años y van pasando los cursos escolares, los jóvenes pierden el interés en las materias científicas.

El pedagogo estadounidense Rodger W. Bybee lleva años estudiando la didáctica de la ciencia para hacer la enseñanza más atractiva y conseguir que los jóvenes se interesen por ella y desarrollen las competencias aprendidas. Cuando están en educación primaria, Bybee resume la situación en una frase: «Los niños son naturalmente curiosos sobre el mundo». Y esto es algo que, según el pedagogo, los maestros deberían aprovechar. «Los profesores de primaria deberían atender a las preguntas y motivaciones de los niños. Si los maestros tienen buenas preguntas y se las presentan en un nivel interesante, ayudará a que los estudiantes estén motivados para entender y trabajar», explica.

Las competencias científicas que hayan adquirido durante esta etapa se miden con las pruebas PISA. Rodger W. Bybee presidió el Foro Nacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para el informe de ciencias del año 2006. El pedagogo estadounidense se muestra partidario de que se realicen estas pruebas. «Miden la aplicación del conocimiento aprendido en casos de la vida real», explica. Si consiguen esto, estarían preparados para el siguiente paso.

EL PASO AL INSTITUTO

La relación con la ciencia se complica una vez que los jóvenes acceden a la educación secundaria. Es ahí cuando la motivación comienza a descender. «Se puede trabajar con ideas que tienen alguna conexión con su vida para ayudarles a explorarlas y que estén basadas en preguntas del profesor». Bybee pone el ejemplo de la psicología, que puede asociarse con situaciones que viven personajes de las novelas o en la ficción televisiva.

Y una vez terminado el instituto, muchos jóvenes siguen estudiando ciclos formativos o carreras universitarias. Y lo que hayan hecho hasta entonces es importante para elegir la rama de estudios a la que probablemente dedicarán su vida laboral. «En los cursos que siguen en el instituto se les debería dar algo de experiencia sobre qué hacen los científicos, cómo realizan preguntas y dan paso a la investigación», considera Bybee. Si saben qué hacen, este conocimiento les puede ayudar a escoger mejor su futuro.

UNA METODOLOGÍA PROPIA

Bybee ha creado un modelo de enseñanza basado en todo esto, que resume en cinco puntosatracción, que los estudiantes piensen sobre problemas y preguntas; exploración, dar a los estudiantes la oportunidad de construir nuevas ideas a través del descubrimiento guiado por profesores; explicación, docencia de los conceptos; elaboración, la aplicación de la idea, como por ejemplo ver cómo funciona un sistema determinado, como el de transporte o el de un bosque, y evaluación, el examen o el trabajo final.

SUPERAR EL CONCEPTO DE EMPOLLAR 

Y, siendo este un método sencillo, aunque requiera más tiempo, ¿por qué se sigue estudiando ciencias de la manera tradicional o, como comúnmente se dice, empollando? Para Bybee, habría que superar este concepto de enseñanza que consiste en presentar ideas.

En España, parece que la vocación científica ha mejorado algo, sobre todo gracias a la divulgación, según un estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la Obra Social La Caixa, que constata que hay un 5,6% más de jóvenes interesados en estudiar ciencia o tecnología.

Sin embargo, continúa costando fomentar vocaciones científicas en chicas. Para Bybee, esta cuestión puede que tenga mucho más que ver con la cultura que con la capacidad. «Considero que los profesores de ciencias del instituto deberían hacer que las chicas se den cuenta de que pueden contestar preguntas», aconseja. De momento, las mujeres van en cabeza en carreras de ciencias de la salud.