Diada con autores internacionales

Un Sant Jordi con cambios

Los primeros puestos de rosas toman posiciones en la Rambla.

Los primeros puestos de rosas toman posiciones en la Rambla.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Desde que los lectores empezaron a espaciar sus visitas a las librerías hace seis años, Sant Jordi ha sido siempre un pequeño respiro, un oasis, para quien vive del libro, sin  haber dejado de ser nunca una fiesta ciudadana para quien simplemente disfruta de la lectura o del mejor día de la primavera para salir a la calle. Este año se respira un cierto aroma a cambio. Los libreros esperan que las ventas suban, o en todo caso dejen de bajar. Los superventas de las últimas semanas lo son con cifras dignas, casi, de los buenos tiempos. El sector planteó ayer al Gobierno una batería de medidas para que esta incipiente recuperación no se quede en una flor de primavera. Y la gente, como cada año, saldrá a la calle.

Para empezar, la fiesta. Este jueves no lloverá, parece; no es fin de semana, así que habrá escapadas a la calle y no a la playa; el ambiente está preparado, cada vez con más actos que ya vaticinan el Sant Jordi desde días antes (firmas más allá de Barcelona, festivales literarios, la verbena literaria que celebraron ayer casi todas las bibliotecas); y las librerías pondrán frente a sus lectores a centenares de escritores. Este año con una presencia inhabitual de autores internacionales primera fila, muchos de los cuales participan por primera vez en Sant Jordi (Ken Follett, James Ellroy, John Banville, Jo Nesbo, Philip Kerr, Petros Márkaris, Paul Preston) en un cara a cara con superventas locales como Francisco Ibáñez, María Dueñas, Albert Espinosa o Dolores Redondo (el único desertor relevante es Arturo-Pérez).

Los favoritos

Y hablando de los superventas. Las cifras de las últimas semanas destacan a tres de ellos, a Ibáñez con su Mortadelo, a María Dueñas y a Pérez-Reverte, como los principales candidatos a triunfar hoy, después de haber logrado en las respectivas semanas de lanzamiento de sus libros ventas de entre 15.000 y 30.000 libros, algo que no se veía desde el inicio de las vacas flacas. Previsiblemente les pisarán los talones Albert Espinosa, Xavier Bosch, Milena Busquets, David Trueba... sin descartar alguna sorpresa.

En los últimos años la venta del libro en catalán había crecido hasta llegar a equipararse o superar a la del libro en castellano el 23 de abril. Este año todo apunta a que no sucederá lo mismo: incluso los números uno en catalán están en cifras tirando a anoréxicas. Sería excesivo hacer de ello un termómetro del estado de la lengua: la oferta editorial de cada año la que dicta por dónde sopla el viento.

Esta tarde se producirá el episodio anual en que la venta de libros parece convertirse por una vez en una competición deportiva. Bien, una advertencia: las listas de más vendidos del día 23 son muy provisionales, una mera estimación. Los datos reales de ventas empezarán a contabilizarse mañana y solo serán más o menos definitivos el 27 de abril. Y un segundo aviso: los intereses de los lectores son afortunadamente muy amplios, y los libros de 'ránking' son, según el año, entre el 8% y el 12% de las ventas totales.

Pero como los vientos de cambio son de momento solo un atisbo, y poca cosa ante el bajo nivel de lectura y las descargas ilegales que no parecen tener freno, editores y libreros presentaron ayer al Gobierno su propuesta de plan integral de fomento del libro y de la lectura. Algunas de las medidas: dotar con 25 millones de euros al año las bibliotecas escolares, equiparar el IVA del libro digital y el impreso en el 4% y estudiar el IVA cero, crear una deducción fiscal para la compra de libros de texto, endurecer la lucha antipiratería aplicando de forma ágil sanciones y «bloqueos y castigos a la publicidad» e incorporándola al Código Penal, créditos para modernizar las librerías... Una lista que demuestra que un buen Sant Jordi da ánimos pero no basta con tantos monstruos humeantes como rondan al libro.