la normativa en españa

Sanidad no se atreve a vetar el consumo en bares y locales

M. V.
MADRID

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El Ministerio de Sanidad no se atreve al dar el paso de equiparar el cigarrillo electrónico al tabaco prohibiendo su consumo en bares y restaurantes, como ha recomendado la OMS y exigen las organizaciones implicadas en la lucha contra el tabaquismo. Pese a que el PP admitió hace meses la intención del Gobierno de ampliar el veto, ahora circunscrito a los centros sanitarios, educativos y a los transportes públicos, el borrador del real decreto de regulación de productos del tabaco publicado la pasada semana por el departamento encabezado por Alfonso Alonso no incluye ninguna disposición al respecto.

El pasado 28 de abril los medios se hicieron eco de la intención del ministro de aprovechar la tramitación parlamentaria de la ley de segunda oportunidad para introducir la nueva restricción al 'vapeo'. El grupo parlamentario popular llegó a admitir que la presentación de la enmienda era inminente pero esta nunca llegó a materializarse. La ley fue aprobada el pasado julio sin ninguna referencia al tabaco, pese a que sí incluía otras disposiciones sanitarias.

DECEPCIÓN

Perdido este tren, parecería lógico que el ministerio aprovechara la trasposición de la directiva europea sobre productos del tabaco en el citado borrador para cumplir su propósito. Así lo esperaban las organizaciones de prevención, que tras conocer su contenido se han mostrado decepcionadas.

«Costó mucho 'desnormalizar' el consumo del tabaco en los locales públicos. Fue un gran avance y ver a gente 'vapeando' en los espacios públicos sería como dar un paso atrás, un retroceso enorme», argumenta Regina Dalmau, presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo. Esta organización recuerda que aunque la emisiones del cigarrillo electrónico sean menos nocivas que las del tabaco no está probado que sean inocuas. El vapor no es de agua y hay que esperar a que los estudios científicos determinen cuáles son sus componentes y sus efectos.

Un informe de la OMS publicado en agosto del 2014 era muy claro. Instaba a «adoptar medidas para poner fin al uso de cigarrillos electrónicos en el interior de lugares públicos y de trabajo» y recordaba que «las pruebas disponibles sugieren que el aerosol exhalado de los cigarrillos electrónicos aumenta el nivel general de algunas sustancias tóxicas, nicotina y partículas en el aire». La Generalitat anunció en el 2013 su intención de establecer en Catalunya las mismas restricciones al 'vapeo' que al tabaco, pero este propósito ha quedado también en papel mojado.

Un portavoz ministerial quiso destacar ayer que «el borrador es tan solo eso, un primer texto sujeto a todo tipo de modificaciones». Las sociedades científicas y los sectores implicados tienen hasta el próximo 15 de septiembre para hacer llegar sus alegaciones. Tanto el comité de prevención como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica incluirán también en sus alegaciones el rechazo a que el 'e-cigarrillo' se venda en farmacias.

Un aspecto del decreto que ambas organizaciones consideran positivo es el veto a la venta por internet. La medida, no obstante, cuenta con el rechazo frontal del sector, agrupado en la Asociación Nacional del Cigarro Electrónico (ANCE). «No sabemos a qué viene. Si es para los menores, se pueden tomar otras medidas que no hundan como esta a las pequeñas empresas del sector», criticó ayer su presidente, Alejandro Rodríguez,