Un salto al vacío de 36 kilómetros

Un paracaidista austriaco subirá en un globo de helio a la estratosfera y desde allí prevé romper la barrera del sonido (1.236 km/h) en caída libre

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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El enorme riesgo que comporta ascender en solitario en un globo de helio hasta 36 kilómetros de altura y desde allí lanzarse en caída libre no ha arredrado a Felix Baumgartner, un exmilitar austriaco de 43 años que este martes pretende batir, entre otras marcas, el récord del mundo de salto más prolongado y el de máxima velocidad alcanzada por un humano sin ayuda mecánica. La cita es en Roswell (Nuevo México, EEUU) a partir de las dos de la tarde, hora española.

Para llegar a los 36 kilómetros (120.000 pies o 36.576 metros), este aventurero extremo se subirá a una cápsula sostenida por un globo aerostático, el único medio posible para sortear las dificultades propias de la estratosfera. Cuando salga al exterior, el exmilitar se encontrará con una temperatura de 50º bajo cero, una ausencia casi total de oxígeno y una presión bajísima que le destrozaría los pulmones si no fuera equipado con un traje espacial presurizado."Hay muchos riesgos, pero tenemos soluciones para sobrevivir", asegura confiado Baumgartner.

Si cumple su objetivo, batirá un récord de hace 52 años, cuando el aviador Joseph Kittinger, de la Fuerza Aérea de EEUU, se lanzó también desde un globo situado a 31,3 kilómetros de altura. Lo más espectacular, no obstante, acontecerá a continuación. Según con la información facilitada por Red Bull, la empresa patrocinadora, Baumgartner saldrá de la cápsula, se lanzará al vacío y en medio minuto, cuando se encuentre a unos 30,5 kilómetros, romperá la velocidad del sonido (1.236 kilómetros por hora). Poco después, a medida que la atmósfera se vaya haciendo más densa, el rozamiento reducirá la velocidad de descenso. Tras cinco minutos de caída libre, Baumgartner accionará su paracaídas principal a unos 1.520 metros de altitud y, finalmente, aterrizará.

"Creo que la salida al exterior será el momento crítico. En ese instante apenas hay aire y la falta de rozamiento hace muy difícil frenar", afirma Miquel Àngel Piera, profesor de Ingeniería de Sistemas y coordinador de estudios de Gestión Aeronáutica en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Piera participó hace años en un proyecto similar, con el paracaidista madrileño Miguel Ángel García, que finalmente se abandonó por falta de patrocinio para los ensayos y el traje espacial, entre otros motivos.

Médicos e ingenieros del equipo Red Bull Stratos, que llevan cinco años planeando la misión, han trabajado para evitar que Baumgartner gire descontroladamente, lo que se conoce como"entrar en barrena", resume Piera. Aunque el exmilitar mantuvo la estabilidad en los saltos de prueba gracias a su experiencia, se concibió un sistema de despliegue automático de un paracaídas alternativo si se detecta una fuerza superior a 3,5 G durante más de seis segundos. Según las previsiones, todo el descenso debería de durar de 15 a 20 minutos. Baumgartner ha probado el traje y la cápsula en dos ensayos, en marzo y julio, en los que saltó desde 21 y 29 kilómetros, respectivamente.

El parte meteorológico ha recomendado retrasar hasta el martes el salto final, previsto inicialmente para mañana. El aplazamiento se debe a un frente frío con vientos que superarán los 3 km/h, unas condiciones que pueden ser excesivas para el polietileno del globo de ascenso. El mecanismo es un trabajo de ingeniería: cuando esté inflado -el proceso puede durar 8 horas-, medirá 102 metros de altura y tendrá un diámetro de 129. De hecho, nunca se había fabricado un globo tan grande para vuelos tripulados.

Baumgartner llevará encima varias cámaras para que el salto sea retransmitido en directo a partir de las 14 horas. Lo ofrecerán en laweb de EL PERIÓDICOy el canal de televisión Teledeporte, además delcanal de Red Bull en internet.

Al margen del espectáculo, el salto servirá como experimento científico, ya que se usará para mejorar la seguridad de ulteriores viajes aeroespaciales. "No sabemos cómo reaccionará el cuerpo al aproximarse a velocidades supersónicas -dice Baumgartner-. Se desconocen los efectos de la transición de velocidad subsónica a supersónica y viceversa. Quizá un día será posible devolver a la Tierra a un astronauta sano y salvo si su nave se avería".

"Me siento como un tigre que espera salir de su jaula", concluye el austriaco. Baumgartner se ha lanzado en paracaídas en más de 2.500 ocasiones, pero esta vez será la más especial. Sin duda.