INVESTIGACIÓN

Roma culpa a los obispos del escándalo de la pederastia en Irlanda

ROSSEND DOMÈNECH
ROMA

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En Irlanda se han cometido «faltas graves» por causa de «obispos inadecuados, omisión de controles y la impunidad de los culpables» en los numerosos casos de pederastia cometidos por centenares de clérigos durante décadas. Por ello, los eventuales nuevos abusos de menores serán denunciados a las autoridades civiles del país y al Vaticano, y la Iglesia de Irlanda está llamada a un cambio radical, que incluirá la reorganización de las diócesis, con su consiguiente disminución.

Son algunas de las comprobaciones y decisiones incluidas en el informe sobre la pederastia clerical en Irlanda, redactado por los nueve inspectores que Benedicto XVI envió al país dos años atrás. El primer informe elaborado a su regreso ya fue dado a conocer resumidamente el año pasado por el Vaticano, que prometió divulgar una síntesis general del mismo. Reiterando que habrá «tolerancia cero» y transparencia hacia la opinión pública, el Papa ha ordenado ahora que la síntesis general del informe se cuelgue en la web del Vaticano.

Los inspectores han dibujado la situación a través de visitas a 31 institutos, cuestionarios y entrevistas personales con los clérigos y seminaristas. Del equipo formaban parte dos mujeres que hicieron lo mismo en conventos de monjas. En el informe se constata que actualmente todas las congregaciones religiosas cuentan con protocolos de conducta.

DIMISIONES / El documento anuncia una «reflexión común» entre la Santa Sede y el episcopado irlandés sobre la reorganización de las diócesis y, en este contexto, se afirma que contra los responsables de «tales crímenes» serán «automáticamente» denunciados a la justicia civil. Es probable, pues, que el Vaticano imponga dimisiones de obispos que taparon casos y entorpecieron investigaciones. Siete de ellos ya han dimitido y actualmente cuatro de las 26 diócesis están vacantes.

«Se trata de un documento amplio y exhaustivo», ha comentado el portavoz papal, Federico Lombardi, en el que confirma «el sentimiento de vergüenza y traición ya expresados por el Papa en la carta dirigida a los católicos de Irlanda».