Gente corriente

Rita Gual: «Los vecinos han de volver a las azoteas: les pertenecen»

Diseñadora. Impulsa una iniciativa para rescatar el mar de terrados inactivos de la ciudad.

«Los vecinos han de volver a las azoteas: les pertenecen»_MEDIA_1

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OLGA MERINO

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Sol en invierno y noches frescas en agosto: un prodigio, el de las terrazas, que los barceloneses apenas aprovechan. Rita Gual (Torredembarra, 1957), profesora en las escuelas de diseño Idep y Bau, está convencida de que, con un poco de ingenio, también se les puede sacar beneficio económico. Así, la plataforma que impulsa (Barcelona Rooftops) organiza, entre otras actividades, una ruta por los terrados de Ciutat Vella, y hoy mismo ofrece una velada de observación astronómica en una azotea de la plaza Reial.

-Antes de la guerra se podía ir desde la Rambla hasta el Poble Sec sin pisar la calle. El libro del antropólogo Manuel Delgado Terrats de Barcelona. Entre el cel i la terra explica muy bien la historia. ¡La vida se hacía en los terrados! En el siglo XIX, los zapateros, las costureras, trabajaban arriba.

-Buscaban la luz, claro.

-Y no solo eso. Los niños jugaban, las amas de casa tendían la colada… Era como un jardín, un espacio íntimo y a la vez comunitario, lejos del ruido de la calle. Yo me acuerdo de haber dormido en el terrado…

-¿Dormir?

-En verano, en Torredembarra, se alquilaban los pisos de la línea de playa, y los de la casa nos trasladábamos a vivir arriba durante 15 días. Con colchonetas inflables.

-Antes se celebraban hasta verbenas.

-¡Y tanto! Recuerdo haber ido a unos Sant Joan estupendos en el Poble Sec que organizaban los vecinos. Uno llevaba la coca, otro el pa amb tomàquet, el de más allá la tortilla de patatas… Era hermoso.

-Toda esa vida se evaporó.

-Sí, han perdido su carácter de sociabilidad. Pero hemos de recuperar los terrados; es un privilegio mediterráneo, imposible en otras latitudes. Los hoteles ya lo han hecho.

-¿Qué propone?

-Acondicionarlos un poco entre todos los vecinos. Una mesa, unas tumbonas, una manguera para refrescarse en verano, un toldo, y que suba cada uno cuando quiera. Algunas terrazas son lo bastante grandes como para que uno esté leyendo un libro y, en la otra punta, los críos jugando.

-Suena bien.

-Es un espacio que pertenece a los vecinos. En mi escalera, una señora llevaba 30 años viviendo en el edificio y no había subido jamás a la azotea. Se quedó impresionada.

-¿Cuando nació Barcelona Rooftops?

-Hace un par de años, cuando empeoró la situación económica. Pensé que sería bueno para la colectividad y, a la vez, se le podría sacar un beneficio económico.

-¿Cómo?

-Organizando una vez a la semana -o con la frecuencia que se decida- actividades abiertas a visitantes, cobrando una pequeña entrada. Los beneficios redundan en la comunidad o se reparten.

-¿Qué tipo de eventos? 

-Un vermut, una chocolatada, un café contemplando la Sagrada Família o el Palau de la Música, una cena simple en una noche de verano, un recital poético; actividades para el barrio, una fiesta infantil, una performance de teatro. ¡Tantas cosas!

-Y ustedes se encargan de coordinar.

-Nuestra página web aspira a consolidar una plataforma de terrados en Barcelona donde pasen cosas. Tenemos un grupo de arquitectos que asesoran en cuestiones de seguridad y ofrecemos apoyo logístico a cambio de una pequeña comisión. Un vecino se hace responsable.

-¿Convencerlos a todos? ¡Ay!

-Creo que la idea irá arraigando. La crisis nos obliga a permanecer más en casa, y cada vez está creciendo más la tendencia del consumo colaborativo.