La gestión educativa

Rigau autoriza el uso de fiambreras en el colegio

Alumnos de la escuela Elisenda de Montcada, en BCN, en el comedor.

Alumnos de la escuela Elisenda de Montcada, en BCN, en el comedor.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Consciente de que el fenómeno va a más a medida que la crisis se consolida, la Generalitat ha decidido abrir la puerta a que colegios e institutos catalanes implanten, si así lo decide su comunidad educativa, servicios de fiambrera como alternativa al comedor escolar convencional. La Conselleria d'Ensenyament está preparando «unas recomendaciones» para que los centros que lo consideren conveniente autoricen a los alumnos consumir en el centro alimentos preparados en casa, confirmaron ayer fuentes del departamento que dirige Irene Rigau.

La decisión, que se adopta después de mantener diversas reuniones con las asociaciones de padres, «será efectiva, con toda probabilidad a partir del próximo curso», indicó una portavoz del departamento. Lo que hará Ensenyament es dictar unas recomendaciones, de acuerdo con Salut, «para los centros que decidan permitir el uso de las fiambreras, siempre que el consejo escolar lo apruebe previamente», precisó ayer Pere Farriol, presidente de la Fapaes, la federación de familias que ha encabezado esta reivindicación.

Según Farriol, el nuevo protocolo incluirá «medidas orientadoras» para los centros que finalmente acepten la entrada de las fiambreras, hasta ahora prohibidas en las escuelas de primaria. ¿Medidas de qué tipo? «Serán, con toda probabilidad, cuestiones sanitarias y nutricionales, como por ejemplo, qué alimentos son más perecederos o cómo se ha de confeccionar una dieta variada».

Las asociaciones de padres también esperan que laconselleria determine en ese mismo documento los criterios sobre cómo han de ser los espacios destinados a comedor y «los servicios que ha de haber, tales como microondas, neveras y jarras de agua», señaló. «Esperamos que así se acabe con los chavales teniendo que comer en un banco del patio», confió el presidente de la Fapaes.

Quedará por resolver, admitió Farriol, «quién vigila a los chicos». Para eso, hay distintas opciones, sugirió, «o contratar monitores específicos o que surjan voluntarios de las ampas para prestar el servicio». Sea como fuere, el servicio no tendrá un coste cero para las familias.

150 EUROS MENSUALES / La principal motivación de los alumnos que almuerzan de fiambrera -«normalmente estudiantes de instituto, sobre todo, de los cursos superiores», aseguró Farriol- es la económica. «Cada vez hay más familias en Catalunya que no se pueden permitir los 150 euros que cuesta, de media, un mes de comedor escolar», dijo.

De hecho, este servicio ha registrado en los últimos dos años una caída de usuarios de entre el 15% y el 20%, calculan las principales federaciones de padres de alumnos de Catalunya. También las empresas que coordinan los comedores reconocen, muy a su pesar, el descenso.

Hasta ahora, el uso de la fiambrera en las escuelas estaba sin regular. «En algunos centros, estaba directamente prohibida. En otros, se habían habilitado salas para los chicos que van con la comida preparada de casa», indicó Farriol. Pese al vacío legal existente hasta ahora, la Fapaes ha detectado una treintena de centros en Catalunya con un número significativo de estudiantes que comen alimentos preparados en casa.

LA SEXTA HORA / Mientras tanto, también ayer, la Fapac anunció que recurrirá ante el Tribunal Constitucional el veto que ha impuesto la mesa del Parlament a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la recuperación de la sexta hora en todas las escuelas. «Ya se han recogido más de 48.000 firmas», dijo Héctor Silveira, responsable de la iniciativa, que espera llegar pronto a las 50.000 requeridas.