LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS

Un reto orgánico

Plásticos con futuro 8 Centro de tratamiento de residuos municipales de Gavà-Viladecans, en el Baix Llobregat.

Plásticos con futuro 8 Centro de tratamiento de residuos municipales de Gavà-Viladecans, en el Baix Llobregat.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Veinte años machacando las conciencias -enseñando los beneficios de reciclar y de generar menos basura- y la encomiable respuesta de los ciudadanos han permitido que Catalunya haya dado pasos de gigante y tenga actualmente unos resultados muy superiores a los del conjunto de España en el tratamiento de los residuos urbanos. Concretamente, según datos de la Agència de Residus de Catalunya (ARC), dependiente de la Generalitat, se recogen de forma selectiva y se reciclan el 39% de todos los residuos. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por delante si se aspira a cumplir la norma europea que obliga a que al menos el 50% de la basura que se genere en el año 2020 sea sometida a algún tipo de reciclaje. Es decir, que no se entierre ni se incinere.

«Con independencia de la crisis, que obviamente ha tenido un efecto positivo en la reducción de los residuos, los progresos se han estancado en los últimos años», advierte Víctor Mitjans, director de estudios de la Fundació Catalana per a la Prevenció de Residus. Los resultados en Catalunya son ciertamente mejores que los de la media europea, que incluyen los datos desoladores de algunos países del Este, pero eso no significa que no se pueda mejorar. «Deberíamos compararnos con los primeros», insiste.

Impropios

Catalunya, Navarra y el País Vasco son las únicas tres comunidades autónomas que han generalizado la recogida de materia orgánica para su posterior uso para compostaje y generación de biogás. No obstante, según Mitjans, este aspecto «sigue siendo uno de los puntos débiles del sistema». Según la ARC, solo se recoge de forma selectiva el 22%. A ello hay que sumar la elevada proporción de impropios -residuos mal colocados-, que suponen el 15% del contenedor marrón. «Creo que se podría hacer más -prosigue el representante de la Fundació per a la Prevenció de Residuos- impulsando programas de recogida puerta a puerta y en las áreas comerciales con restaurantes». Bruselas, Berlín y Milán han cosechado grandes éxitos en este terreno, recuerda.

Según Mitjans, la clave no es decidir si la basura se incinera o se tira a un basurero, sino «reducir de origen y reciclar». Y en este sentido destaca, por ejemplo, los beneficios alcanzados en algunos países que han introducido el sistema del retorno para los envases. El especialista también llama la atención sobre las grandes diferencias entre los mejores y peores municipios catalanes -«es cuestión de voluntad política», afirma Mitjans- y recuerda que el progresivo aumento del canon de las basuras obligará a algunos ayuntamientos a ponerse las pilas.

En cualquier caso, según las previsiones de la ARC, Catalunya no construirá nuevos basureros ni nuevas incineradoras de aquí al año 2020 debido a los progresos en la recogida selectiva y la optimización de las actuales plantas de tratamiento y depósito. El plan Precat, presentado el año pasado, confía en reducir en un 15% la cantidad de residuos que se generan hasta el año 2020. Los catalanes generan actualmente 1,35 kilogramos de basura por persona y día, el 18% menos que en el 2006.