DESASTRE EN LA ALTA VELOCIDAD

El restablecimiento del AVE ahonda la controversia entre Adif y Girona

Un tren AVE entra ayer por la tarde en la estación de Girona, una vez restablecido el servicio interrumpido cinco días antes por la inundación del túnel.

Un tren AVE entra ayer por la tarde en la estación de Girona, una vez restablecido el servicio interrumpido cinco días antes por la inundación del túnel.

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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El AVE entre Girona y Figueres (Alt Empordà) volvió a funcionar ayer por la tarde después de haber permanecido cinco días fuera de servicio a causa de la inundación de los túneles que atraviesan la capital gerundense. El restablecimiento de este enlace y de la conexión con Francia se ha saldado con multitud de molestias a los usuarios, con una abultada factura por los trabajos de reparación y extracción de agua y con un sonoro choque de trenes político entre el Ayuntamiento de Girona y los responsables de Adif y del Ministerio de Fomento. Tanto es así, que el alcalde Carles Puigdemont incluso ha llevado el caso ante el juez de guardia.

Además, por si el desaguisado no fuera suficiente, todo apunta a que la entrada masiva de agua en las galerías (que podría haber sido fatal si se llega a producir durante el horario de servicio y no a las tres de la madrugada) tuvo mucho que ver con la dejadez y la falta de previsión por parte de la empresa que gestiona la infraestructura, y con una falta de mantenimiento y limpieza del cauce del río Güell, que es responsabilidad de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), según denunciaron los responsables de Adif.

EN LA 'ZONA CERO'

El anuncio del restablecimiento del servicio lo hizo el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez Pomar, que se desplazó a Girona para ver sobre el terreno los trabajos de reparación de la infraestructura. Gómez Pomar y el director general de Adif, Antonio Gutiérrez, comparecieron ante los periodistas en el lugar en el que se había producido la entrada de agua, el pozo que en su día fue utilizado para instalar el punto de ataque de la tuneladora sur.

Los altos cargos de Fomento y Adif explicaron que el endeble muro de ladrillos que había cedido por el empuje del agua, dando paso a la riada, ha sido sustituido por una barrera de bloques de hormigón. Gutiérrez reconoció que la inundación a causa de las fuertes lluvias les cogió en un estado de «provisionalidad», pues las obras del pozo aún no están acabadas. Entre otras cosas, porque en el proyecto original estaba previsto que quedaría cubierto. Una cuestión que ahora ya no parece estar tan clara.

«Para los ingenieros es una cuestión controvertida que debe estudiarse, porque el pozo puede ser útil en situaciones de emergencia para evacuar a los usuarios o para hacer entrar ambulancias y otros equipos», explicaron. Lo que sí se va a hacer para solucionar «definitivamente» el problema es modificar ligeramente el cauce del río Güell para evitar el giro que hace al llegar al pozo (debido a una modificación anterior con el fin de construir el cajón de la tuneladora) y canalizar el río y el colector que confluyen en ese punto para evitar que una crecida de ambos cursos dañe la instalación.

Gómez Pomar justificó la endeblez del muro de ladrillos provisional que se había levantado para proteger el pozo (de 1,4 metros de altura y 20 centímetros de grosor) y afirmó que su finalidad «no era evitar el agua» sino impedir que alguien se pudiera caer dentro. El secretario de Estado culpó de la inundación al mal estado del cauce del río Güell, que está lleno de vegetación y de cañas. «Una riera tiene que estar limpia y en perfecto estado de conservación, porque eso es lo que garantiza el flujo de agua», denunció.

CITA ANULADA

El responsable de Fomento comunicó que había quedado para comer con el alcalde para hablar del proyecto y limar asperezas después de que el ayuntamiento y Adif se culparan mutuamente del incidente y de que la empresa achacara la inundación a la «saturación del saneamiento de la ciudad», porque considera que hizo que el agua de lluvia penetrara en el túnel.

No obstante, el secretario de Estado acabó anulando la comida con el alcalde Carles Puigdemont poco antes de que se celebrara, alegando que tenía que coger un tren urgentemente. El alcalde se mostró «muy sorprendido» por esta decisión aunque, según explicó después, Gómez Pomar le telefoneó posteriormente para disculparse y comentarle lo que había ocurrido.

Puigdemont cumplió igualmente su advertencia y llevó a Adif ante el juez por reanudar el servicio sin haberle entregado los informes y las certificaciones de los trabajos realizados en los túneles para garantizar la seguridad de los pasajeros. «Hemos presentado un escrito en el juzgado de guardia en el que informamos de que no se nos ha entregado esa documentación con el fin de que el juez tome las medias que considere oportunas, incluida la suspensión cautelar del servicio», explicó.