La reinserción de 'Alfa'

El líder de la jauría de perros salvajes de Serós intenta adaptarse a la familia que lo ha adoptado Sus nuevos dueños tratan de revertir los hábitos del animal, que mataba ovejas

Con la comida a punto 8'Alfa', el perro que lideraba una jauría salvaje que atacaba el ganado en el Segrià, en la cocina de su nueva casa.

Con la comida a punto 8'Alfa', el perro que lideraba una jauría salvaje que atacaba el ganado en el Segrià, en la cocina de su nueva casa.

EVA VISA / LLEIDA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El líder de la jauría de perros salvajes de Seròs (Segrià) permanece en posición de defensa, tiene mucho miedo y tiembla. Lleva así una semana, desde que lo adoptó una familia de la comarca del Segrià que quiere permanecer en el anonimato por temor a que el animal sufra represalias. En el último mes y medio, el Segrià ha registrado hasta cinco ataques de perros salvajes a ganado, lo que ha soliviantado los ánimos de ganaderos y grupos de cazadores.

El malestar crece tras cada nuevo asalto. Por este motivo, la familia adoptiva no quiere que se sepa el paradero del can, aunque presiente que alguno de sus vecinos  sospecha. «Cuando la Generalitat dio permiso a los rurales para disparar, muchos animalistas salieron en su defensa pero nadie hizo nada. Quisimos darle una oportunidad», afirma la nueva dueña del perro.

Le han puesto el nombre de Alfa, pero por ahora el animal ha olvidado el alto rango que gozaba entre sus iguales y agacha la cabeza. Los expertos en comportamiento animal decían de este macho que al estar tan asilvestrado sería muy difícil poderlo socializar, pero parece que este quiere llevarles la contraria. Todavía no está a gusto en su nuevo hogar, aunque parece esforzarse para adaptarse. De momento no baja la guardia y sigue con la mirada todos los movimientos de su alrededor.  No se atreve ni a andar y su nueva dueña arrastra a la fuerza sus casi cuarenta kilos de peso para lograr que cambie de posición.

Está acostumbrado a vivir como los lobos y ahora tiene que habituarse a la nueva situación y recuperarse de la intensa actividad vivida en las últimas semanas, cuando sus planes de caza para alimentar al grupo de una decena de animales que dirigía amedrentaron a los vecinos del Segrià. Todavía tiene muchos de los hábitos de antes. Duerme de día y deambula de noche, aunque ya no le hace falta sacar su instinto criminal para buscar la comida. Ha pasado de vivir en una madriguera a tener que aprender a andar sobre las baldosas, por las que resbala, y a recibir atenciones y muestras de cariño.

Para la familia adoptante, un matrimonio con cuatro hijos, Alfa ha sido el mejor regalo de Navidad y, poco a poco, están intentando que sea uno más. «Le pusimos un gorrito de papá Noel y no dijo ni mu. Se deja hacer de todo», afirma la dueña. «El objetivo es que gane confianza, que se acerque él a nosotros y no al revés», añade la mujer, quien explica que a los niños, el más pequeño de solo un año, les han dicho que tengan respeto al animal pero no miedo.

El perro tiene unos dos años y ha estado desde su captura mediante una jaula-trampa, el pasado 21 de noviembre, en una protectora de animales de Lleida. Su responsable, Lydia Argilés, no cree que Alfa haya nacido en libertad. «Pienso que lo abandonaron y se unió a los otros perros para sobrevivir», opina. Dicen que fue el cabecilla de los tres ataques en una granja de Seròs, que provocaron 224 bajas en un corral de ovejas. «El educador canino nos ha dicho que no debemos bajar la guardia cuando el animal gane confianza, ya que entonces  puede recuperar el instinto y mostrar su carácter dominante», dice.

Adopción consciente

La mujer tuvo claro que quería adoptar a Alfa desde que conoció su historia a través de la prensa. Tras la captura del perro, pidió su custodia a la alcaldesa de Aitona y esta se la concedió. «He derramado muchas lágrimas por él y ahora lucharé para verle feliz», afirma mientras con una mano le da comida y con la otra le acaricia la cabeza.

El cuerpo de Agentes Rurales mantiene un amplio dispositivo de búsqueda para realizar batidas y capturar a los perros asilvestrados que merodean por varias poblaciones del Segrià. Agricultura les autorizó a matarlos a tiros si el sistema de jaulas-trampa no da resultados. Han atrapado vivos a dos canes adultos y han matado a dos más. Pero para la mayoría de los vecinos no es suficiente y reclaman una solución al problema que representa la presencia de animales salvajes cerca de las granjas.