Recetas desbocadas

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Una de las pruebas de que España sigue a la cabeza mundial en consumo de fármacos son las 17 recetas anuales por habitante. Una «excesiva medicalización», según la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), que advierte de que además del elevado gasto, el sobreuso de los fármacos conlleva riesgos asociados y efectos adversos. El Ministerio de Sanidad lucha por reducirla con el nuevo sistema de aportación o copago y la política de uso racional del medicamento, con lo que asegura haber rebajado en un año más de un 12% la factura global y en un 1,5% el gasto medio por receta. Pero las medidas se han concentrado en una de las partes, los pacientes, para penalizar su consumo de fármacos, y no se ha incidido en los médicos, que son quienes los prescriben.

LA FACTURA Y LAS RECETAS

9.769 millones a pesar de las medidas

El consumo de fármacos en España está disparado. En el 2012 la factura por las recetas dispensadas por el Sistema Nacional de Salud ascendió -sin contar los productos de uso hospitalario ni los que están fuera de cobertura- a 9.769 millones de euros. Menos que en el 2011 -cuando se gastaron 11.136 millones-, fundamentalmente por los efectos de los decretos del Gobierno para bajar los precios, establecer la prescripción por principio activo e implantar el famoso copago, el pasado 1 de agosto. También han bajado las prescripciones, sobre todo desde esa fecha, pero en todo caso el número de recetas sigue siendo muy elevado. El año pasado se emitieron 786 millones, unas 17 por habitante, lo que según la Sespas es un ejemplo de la «masiva exposición» de la población a los medicamentos. Para esta organización, compuesta por 11 sociedades científicas, la todavía elevada factura del gasto farmacéutico «no es el problema, sino una de las consecuencias del problema de la prescripción».

LA POLÍTICA SANITARIA

Campañas y uso de nuevos envases

Las medidas del departamento que dirige Ana Mato han frenado el gasto, pero no tanto el consumo. A pesar de varias campañas sobre el uso racional del medicamento lanzadas por sus antecesores en el ministerio. Además de los copagos, una portavoz explicó que se está trabajando en otro tipo de medidas, como adecuar los envases a la duración de los tratamientos, con las famosas unidosis o el número justo de pastillas, lo que evita comprar más de lo necesario. Se ha empezado con los antibióticos y este año se pondrá en marcha para los antidepresivos, ansiolíticos e hipnóticos, cuyo uso -con receta y sin ella- se ha disparado en los últimos años, según un reciente estudio oficial, hasta el punto de que un 29% de los españoles recurrieron a ellos en el 2012. Sanidad también ha realizado una campaña contra los medicamentos falsificados y la venta por internet. «En esta tarea de fomento del uso racional de los fármacos contamos con la colaboración de los profesionales sanitarios, que son el mejor activo de nuestro sistema. Los médicos y los farmacéuticos están muy implicados», agregó la portavoz.

ALERTA DE LOS EXPERTOS

El papel de los médicos, la clave

Los expertos consideran que el sobreuso de medicación, muchas veces para controlar la ansiedad, no es la solución sino el problema, y que la llave maestra de la racionalización del consumo de fármacos está en los facultativos, a los que todavía no se ha sensibilizado lo suficiente. Franciso Hernasanz, editor del Informe Sespas, advierte de que «no todo necesita medicación, aunque a veces lo fácil y rápido sea recetar un fármaco». Así, lo más sencillo ante un problema psíquico es recetar un ansiolítico; ante un insomnio que puede tratarse con medidas higiénicas, prescribir un hipnótico, y ante un colesterol que no precisaría más que una dieta y ejercicio físico varias veces a la semana, tratarlo con fármacos. «Vivimos en una sociedad muy medicalizada, a veces sin necesidad», asegura un portavoz del Colegio de Médicos de Madrid. Un estudio de la Fundación Investigaciones en Servicios de Salud de Valencia advierte de que los medicamentos causan hasta 18 millones de efectos adversos al año, un dato que debe tenerse en cuenta, aunque estos no siempre se producen por un uso inadecuado. Además, crean adicción. Uno de los problemas que más preocupan a los especialistas es que 6 de cada 10 pacientes dicen no haber sido informados de los riesgos y posibles efectos adversos. H