Discriminación por la apariencia física

La rebelión de los kilos

MARÍA G. SAN NARCISO
BARCELONA

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La imagen de Homer Simpson, un hombre gordo, vago, que se inventa excusas para poder ser aún más perezoso y que se hincha a cervezas y a comida rápida, coincide con algunas de las etiquetas a las que se tienen que enfrentar las personas con sobrepeso. Pero ahora algunas han decidido decir basta. Plataformas como Stop Gordofobia Weloversize visualizan los estigmas y luchan contra ellos.

La página Stop Gordofobia nació en Facebook en el 2013 de la mano de Carlos Savoie Magda Piñeyro. A día de hoy cuenta con más de 20.000 seguidores. Funciona como el armario del que salen personas que han sufrido a consecuencia de su peso. Algunas cuelgan fotografías de sus cuerpos y muchas otras envían testimonios, algunos anónimos. Entre todos consiguen darse un soplo de autoestima y combatir a quienes practican la gordofobia, un nuevo concepto que Savoie define como «un sistema de opresión más: el de la belleza». Una fobia que se expresa con las miradas, las tallas pequeñas en las tiendas de ropa o el grito de «gorda» por la calle.

Weloversize funciona de forma distinta. En su página web escriben tanto colaboradoras habituales como mujeres que se animan a mandar su relato. «Tratamos el tema desde la positividad y la aceptación. Nuestra filosofía es: 'Disfruta de lo que tienes mientras trabajas por lo que quieres'. Defendemos que el peso o la apariencia física no te define, que todo depende de la actitud», explica una de sus creadoras, Elena Devesa. «Es un refugio para cualquier mujer que alguna vez en su vida se ha sentido acomplejada, y eso somos todas», añade.

Sara Monedero logró poner imágenes a la palabra gordofobia con un cortometraje documental. En él, a través de mujeres, entre las que se incluyen ella y su propia madre, un guion sacado de textos propios y autoras como Naomi Wolff y frases de campañas publicitarias de cosmética que podrían ser tachadas de salvajes, cuestiona e ironiza sobre esta problemática. Monedero cuenta que se desnudó para el documental como terapia de choque. «Quería quitarme de la cabeza que ser gorda era algo malo», explica. También critica la presión ejercida sobre las mujeres para que tengan una «apariencia impecable». «Al cabo del día malgastamos un montón de horas cuidando la imagen», expresa.

DISCRIMINACIÓN ACEPTADA

De la misma forma que estar delgado se asocia con estar sano, una de las etiquetas que la sociedad pone a las personas con sobrepeso es que están enfermas. «La gordofobia tiene una tolerancia social porque las personas te discriminan por tu bien», explica Savoie. Muchos de los relatos que llegan a la página son de personas que cuentan cómo otras que no conocen las paran por la calle para recomendarles una dieta eficaz o ejercicio. Y en este sentido, familiares y amigos juegan un papel fundamental. «Son los que se ven con más derecho y preocupación para decirte : 'Tienes que bajar de peso por salud'», explica Piñeyro. Pero la realidad es que sobrepeso y obesidad no están obligatoriamente ligados a la mala salud. El índice de masa corporal (IMC) que se utiliza muchas veces para identificarlos «no es una medida real de obesidad, sino de peso», explica Marià Alemany, catedrático de Nutrición y Bramotología de la Universitat de Barcelona. «La obesidad es un exceso de grasa, no de peso, aunque a menudo suelen ir relacionados. Pero ¿quién y cómo se establece la normalidad? El IMC se aplica a hombres y mujeres, letones y bosquimanos, jóvenes y ancianos. Es absurdo que algo tan importante se siga tratando con esa superficialidad», lamenta.

Para él está claro que la industria alimentaria tiene buena parte de culpa en la relación entre delgadez y salud. También la falta de estudios de nutrición de los médicos y la cantidad de personas que, sin grandes conocimientos, aparecen en los medios hablando sobre dietas y alimentación. «Si en cualquier otra ciencia saliese alguien en televisión diciendo las estupideces que está diciendo sobre nutrición se le echaría», asegura.

La falta de voluntad es otra etiqueta. Algo que el profesor de Psicología de la Universidad de Oviedo y autor del libro Ser gordo, sentirse gordo, Isaac Amigo, desmiente. «No es la falta de voluntad, porque los métodos de los que hoy disponemos para bajar el peso no son tan eficaces», explica. «El 95% de las personas que realizan una dieta que reduce calorías en el momento en que la abandonan recuperan peso. Es más perjudicial que un sobrepeso estable», asegura.

Y en cuanto al atractivo de las personas con más o menos kilos, no hay nada seguro. A lo largo de los siglos los cánones de belleza han ido cambiando. Lo que está claro es que, como dice el psicólogo Amigo, «una caricia se siente igual en el cuerpo delgado que en uno gordo».