En contra

Un real decreto negativo

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SALVADOR ALBUIXECH

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La Fundació Barcelona Comerç quiere manifestar su desacuerdo más radical ante el anuncio que ha hecho el secretario de Estado de Comercio,Jaime García-Legaz,de modificar profundamente la actual legislación comercial mediante un real decreto-ley, de obligado cumplimiento para todas las comunidades autónomas.

Las modificaciones que dimanan del decreto, con el paraguas de una pretendida liberalización en materia de horarios comerciales y de promoción de las ventas, nos conduce inexorablemente hacia la destrucción delModelo Barcelonade comercio, elogiado continuamente en múltiples congresos internacionales por su extensión por toda la trama urbana, por la adecuación del urbanismo a la actividad comercial, con respeto por el vecindario, favoreciendo la convivencia, a la vez que es la significación activa de la sostenibilidad, una una cualidad que se ha convertido en prioritaria en nuestros días.

La compra de las familias barcelonesas no aumentará por ampliar el horario de los comercios; sus necesidades y sus demandas están bien cubiertas con los actuales. Tampoco por la apertura de más domingos. Lo que sí se modificará es la distribución de las ventas, decantándose hacia los centros comerciales y grandes almacenes. ¿Es esto lo que se persigue?

El decreto modifica, asimismo, la legislación de las llamadas zonas turísticas: obliga a los ayuntamientos de 14 ciudades, entre ellas Barcelona, a fijar, al menos, una zona turística en donde los comercios podrán abrir todos los días del año (todos los comercios). Barcelona es la segunda ciudad europea en facturación por compras de visitantes extranjeros

-por debajo de Londres y doblando la cifra de ventas de Madrid-, y ello sin actividad comercial en domingo. De promedio, los turistas se quedan en Barcelona tres días. ¿Dónde está el problema porque uno de ellos sea festivo? ¿Qué cálculos han llevado a preveer un incremento de las ventas?

También, y no es un tema menor, el decreto modifica las rebajas, dejando en manos de los comerciantes la determinación de cuándo quieren hacerlas, sin limitación de tiempo, y permiten la venta de artículos «específicamente para las rebajas». Toda una perversión que dificultará, y mucho, la competencia entre lo que conocemos como comercio de proximidad y los grandes comercios o cadenas, ya que las posibilidades de disponer de mercancía de más bajo costo y de menor calidad, fabricada con destino a los descuentos, sí está a su alcance.

Estas son algunas de las razones

-hay muchas más, como la conciliación familiar, la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de los costes de los comercios, etcétera- que nos hacen manifestarnos contundentemente contrarios al decreto anunciado porGarcía-Legaz.Pedimos, pues, para evitar las funestas consecuencias de este decreto que no se aplique y se permita llegar a soluciones consensuadas entre los comerciantes y nuestra Administración: la Generalitat de Catalunya.