Gente corriente

Ramia Chaoui: «Me han denegado trabajos por llevar velo»

'Youtuber'. Tiene un canal que tiende puentes entre culturas y donde expresa sus opiniones como mujer musulmana.

«Me han denegado trabajos por llevar velo»_MEDIA_1

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OLGA MERINO

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Graduada en Administración y Dirección de Empresas, tiene un canal en Youtube (ramiaschannel) desde hace un año con unos 6.000 seguidores. Ramia Chaoui Yacubi (Barcelona, 1992) ya adelantó en estas páginas, el 20 agosto, su postura a favor del burkini, y hoy comparte su historia.

-Mi familia es de Alcazarquivir, al norte de Marruecos. Mi abuelo llegó aquí en 1970; venía, trabajaba como albañil, ahorraba un poco, volvía marcharse y así.  Mis padres llegaron de adolescentes, a finales de los 80.

-¿Qué idioma hablan en casa?

-Cuando éramos pequeños, mis padres nos hablaban en árabe a mis dos hermanos y a mí porque querían que lo aprendiéramos, y como pasábamos allí todos los veranos, lo dominamos. Ahora hablamos en casa una mezcla, pero sobre todo en español.

-¿A qué edad se cubrió el cabello?

-Me puse el hiyab en segundo de ESO, con una amiga, para expresar humildad a Alá. En nuestro entorno, muchas mujeres se habían hecho más conscientes de la religión.

-No las obligaron.

-Nadie. Teníamos ganas y nos hizo gracia. No fue una decisión supermeditada. Quizá nos hacía sentir un poco mayores.

-¿Se arrepiente?

-En absoluto, estoy muy orgullosa. Si hubiese tardado más en ponérmelo, habría sido mucho más difícil porque me habría puesto a pensar en cosas que en aquel momento no me preocupaban.

-¿El trabajo?

-Claro, ya me han denegado varios trabajos. Cuando ven el velo en la foto del curriculo, ya ni te llaman; lo sé porque hice la prueba. A veces, justo después de que un loco cometa un atentado, la gente no se sienta a mi lado en el metro.

-¿Era la única en clase con velo?

-Sí. Lo llevaban muy pocas en el instituto, pero no sentí rechazo. Yo era muy madura, con una personalidad muy fuerte e iba con los guay de clase. A los 16 años sí flaqueé porque mis amigas decían que los chicos no se fijaban en mí, y alguna llegó a confesarme que le daba vergüenza ir conmigo.

-Si le dieran un buen puesto, ¿qué haría?

-Es una cuestión de lucha. Quizá a mí pueda irme mal, pero a mi hija ya no le sucederá. Llegará un día en que el velo se normalizará. Alguien tiene que sacrificarse, como en tantas luchas a lo largo de la historia. Yendo así a trabajar no hago daño a nadie.

-El velo me parece un signo de sumisión.

-Yo no lo llevo por mandato de ningún hombre, ni de mi marido ni de mi padre, sino porque creo en Dios. Y considero que la mujer creyente debe ser modesta.

-Algunas llevan velo, rímel y labios rojos.

-Sí. Reconozco que es difícil. Somos mujeres y acaba influyéndonos un montón la industria de la moda.

-Tanta lucha por la igualdad…

-El feminismo tiene una mirada occidental muy etnocéntrica. Ahora está centrado en las Femen, como si las musulmanas o las negras no supiéramos defendernos y tuvieran que venir ellas a salvarnos con sus cuerpos esbeltos y sus melenas rubias.

-Ya. ¿Y por qué se casó tan joven?

-Porque me enamoré durante un verano en Marruecos. Estuvimos dos años y pico de relación a distancia, y cuando cumplí los 18 quise casarme, aunque mis padres no lo aprobaban. Los convencí cuando vieron que no iba a dejar la universidad.

-¿Hijos?

-Todavía, no. Ahora voy a empezar un máster. Ya fui rápida en otras cosas. Además, no es un buen momento para tener familia con esta situación económica.