Gente corriente

Queralt Vilanova: "Aplicando el sentido común también se llega al yoga"

Mamá 'yogui'. Ha ideado un juego de cartas para introducir a los niños en los beneficios del yoga.

«Aplicando el sentido común también se llega al yoga»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Vive a los pies de la montaña del Montgrí con su pareja y dos hijas, Carla, de 11 años, y Judith, de 9. En la foto, las tres practican una de las posturas de yoga del juego de cartas Eduioga [www.eduioga.com], ideado por ella misma e ilustrado por Emma Sala, que acaba de ser premiado en la feria del juguete Ibertoy.

-Termina el verano. Vuelta al trabajo (quien lo tenga), vuelta al cole, vuelta a correr. ¡Buf!

-Siéntese cómodamente en un lugar tranquilo, ponga atención en la respiración, deje pasar cualquier pensamiento (tanto sobre lo que ha hecho como sobre lo que le espera) y respire profundamente siguiendo con la mente el recorrido del aire. Intente practicarlo cinco minutos al día. Y agradezca siempre lo que tiene.

 

-¿Y ya está?

-Es un remedio natural. El yoga es tener la mente en blanco y eso se logra con la tranquilidad y la tranquilidad se logra con la respiración. Si respiras te relajas, si te relajas tienes la mente tranquila, si tienes la mente tranquila te puedes concentrar más y transmites tranquilidad. Buda dijo que, si enseñáramos a los niños a meditar, en una generación se habrían terminado las guerras.

-Pues parece que nadie le escuchó.

-Nos estamos saltando el primer paso, que es el respeto a los demás y a nuestro entorno, la no violencia. El futuro son los niños, por  eso es tan importante ayudarles a ver las cosas con otros ojos.

-Si el respeto y la no violencia son el primer paso del yoga, ¿cuál sería el siguiente?

-El respeto hacia uno mismo, cuidarse, darse importancia y conocerse. Si uno está bien, puede entregarse más a los demás.

-¿Y esas posturas imposibles?

-No hace falta hacer posturas acrobáticas. En el yoga la parte física no supone más del 10%, pero es importante para tener el cuerpo en condiciones y que el oxígeno llegue a todos los órganos. Tampoco hace falta estar 15 horas meditando. Llámelo yoga o actitud ante la vida, se trata de enfocar lo cotidiano de otra manera. Creo que aplicando el sentido común también se llega al yoga.

-¿El yoga no es cosa de adultos?

 

-Yo también lo veía así hasta que nacieron mis hijas. Cuando las esperaba a la salida del cole veía a muchos padres y madres metiendo prisa a los niños para ir a inglés o a básquet y me pareció muy estresante, fuera de lugar. Entonces pensé en cómo podía hacer llegar el yoga a los niños en la escuela y en casa, pero no el yoga como postura, sino como valores, como herramienta para aprender a gestionar las emociones, aceptarse a uno mismo y a los demás.

-Los profesores le dirán que ponerse a hacer yoga en clase es lo que les faltaba.

-Y les entiendo, pero si dicen que los niños les estresan tanto algo habrá que hacer.  En las universidades se están abriendo seminarios para introducir al futuro profesorado en el yoga. Si los profesores tuvieran un pequeño conocimiento del yoga y de cómo conseguir esta relajación en pocos minutos, todos saldríamos ganando.  Pero la idea del juego no es solo que los niños estén más relajados, sino darles unas bases que les servirán para toda la vida.

 

-¿Qué han hecho hoy Carla y Judith?

-Por la mañana lo primero que hacemos es mirar el cielo: es la parte contemplativa, respirar, tomar conciencia y agradecer que estamos en este mundo. Y por la tarde jugamos a hacer alguna postura del juego, como el león o el camello, o alguna inventada, como la lagartija.

-¿Usted no tiene conflictos con sus hijas?

 

-¡Ojalá! Una cosa es la teoría y la otra la práctica. Me acuerdo de cuando mi padre cortaba el pastel y decía: «Mirad chicos, aunque intento hacerlo lo mejor que sé siempre habrá quien diga que su trozo es más pequeño». Hagas lo que hagas, probablemente te dirán que lo haces mal.