Josep Vidal y Jordi Salinas

«Yo me quedé en casa para hacer de padre, no de madre»

'Papa' y 'papi' de Marina. Su primera hija nació por subrogación en EEUU y ya piensan en otro niño.

«Yo me quedé en casa para hacer de padre, no de madre»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Son las cinco de la tarde en el barrio de Sant Gervasi. Marina, una rubia pecosa y risueña de 3 años, sale del cole y se abraza a Jordi (en la foto, con la niña) y a Josep, su «papi» y su «papa», como ella les llama. Son una de las 10 familias distintas que participan en el libro Familias también (Edicions Bellaterra).

-¿Alguna vez imaginaron que estarían esperando a su hija en la puerta de una escuela?

-Josep Vidal: No. Yo al principio no quería tener hijos; para mí era algo imposible, lo había borrado de mi cabeza. Pero la paternidad está siendo un bombazo, un flipe continuo, un cúmulo de satisfacciones.

-¿Tenían claro que querían tener hijos a través de una gestante ajena a su familia?

-Jordi Salinas: ¡Qué va! Al principio, la única subrogación que conocíamos nosotros era la de la hipoteca. Queríamos adoptar, pero al ser una pareja del mismo sexo la criatura no nos hubiera llegado hasta los 50 años.

-J.V.: La primera vez que leímos sobre subrogación fue en un periódico, en el 2003. Nos pareció algo de ciencia ficción, pero guardamos el recorte en un cajón. Años después volvimos a sacarlo y nos informamos bien.

-J.S.: Acudimos a la Associació de Famílies Lesbianes i Gais y a través de ellos dimos con una pareja que compartió con nosotros su experiencia de subrogación en Estados Unidos. Estamos tan agradecidos que ahora nosotros asesoramos a cualquier persona.

-Marina nació en Estados Unidos.

-J.S.: Encontramos a Vanessa, nuestra gestante, en California y viajamos tres veces: para la fecundación in vitro -le implantaron dos óvulos de una donante, uno fecundado por mí y otro por Josep-, para la ecografía de la semana 20ª y para el parto. Cuando felicitaban a Vanessa por el embarazo ella nos señalaba y decía: «No es mía, es de los chicos». Y enseguida nos felicitaban a nosotros.

-¿Cómo vivieron el nacimiento de su hija?

-J.S.: Vanessa pidió un parto natural. El cuerpo es suyo, así que a nosotros nos pareció bien. Estuvimos Josep, yo y la madre de Vanessa. Fue un parto largo: ¡18 horas!

-J.V.: Nació con 4,3 kilos y era lo más bonito del mundo. Jordi la cogió y no podía parar de llorar. Horas después, Vanessa bajó a su planta y nos quedamos solos con Marina.

-Culminaba un proceso largo y costoso.

-J. S.: Algunos sectores critican que haya una compensación económica, pero también la hay en una donación de óvulos y de esperma. Si la subrogación fuera legal en España sería más accesible. Que en la tele solo salgan casos de millonarios como los de Ricky Martin y Tita Cervera no ayuda.

-¿Qué dicen los abuelos?

-J.V.: Apoyo total, aunque mi madre sufría por las dificultades que pudiéramos tener.

-J.S.: A mis padres les costó más, pero ahora se quejan de que ven poco a su nieta.

-¿Cómo se organizaron para cuidarla?

-J.V.: Jordi pidió la baja correspondiente y yo, que soy cocinero, la tuve un tiempo en una cunita en el restaurante. Luego lo traspasé para estar por ella al cien por cien.

-¿Les han hecho preguntas incómodas?

-J.V.: La gente es muy respetuosa, pero cuando traspasé el negocio una clienta me dijo: «¿Y ahora? ¿Vas a quedarte en casa haciendo de madre?». «No, me quedaré en casa para hacer de padre, que es lo que soy, no de madre», le respondí.

-J.S.: No hace falta ser madre para cuidar y expresar amor a los hijos. Y no somos dos papás gais, somos dos papás con los problemas y las alegrías de cualquier familia.

-¿Qué le han contado a Marina?

-J.V.: Todo. Conoce a Vanessa por foto y sabe que nació de su vientre. Ella ya se da cuenta de que es diferente, pero cada vez hay más niños con dos papás y dos mamás. -J.S.: De momento, la máxima preocupación de sus amiguitos es saber quién de nosotros es «el papi» y quién «el papa».