Psicoterapia 'on line' para frenar el abuso de ansiolíticos

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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Psicólogos y psiquiatras alertan desde hace tiempo contra el aumento desbocado en España del consumo de antidepresivos y ansiolíticos. La difusión de dos recientes estudios ha disparado todas las alarmas y el Gobierno central parece haber puesto el acelerador. En junio o julio someterá a las comunidades autónomas un plan estratégico elaborado por un comité científico que, entre otras mejoras, prevé implantar la psicoterapia 'online' en los centros de salud, así como la atención de enfermeras preparadas para ello.

La última entrega de la encuesta bianual sobre alcohol y drogas del Ministerio de Sanidad reveló a inicios de marzo que en la última década se ha más que duplicado el número de consumidores de hipnosedantes (ansiolíticos, antidepresivos y somníferos). Si en el 2005 el 5,1% de los encuestados reconocían haberlos consumido en el último año, la cifra ha pasado al 12,2% con un crecimiento sostenido año a año.

CONSUMO MÁS INTENSO

El dato de la encuesta llegó solo dos meses después de que la Agencia Española del Medicamento advirtiera de que el consumo de antidepresivos había pasado de 26,5 dosis por cada cien mil habitantes el año 2000 a 79,5 es decir, el triple. No solo hay más consumidores, sino que estos consumen mucho más.

Los expertos apenas difieren en el diagnóstico. A los efectos de la crisis económica con sus secuelas de paro, inseguridad laboral y dificultades para llegar a fin de mes, se añade un sistema sanitario público que abona la sobremedicación.

«Como no hay apenas psicólogos en la red de salud y los que hay tienen largas listas de espera, quien atiende estos casos son los médicos de familia que apenas disponen de cinco minutos para escuchar a cada paciente. Cuando aún estás contando el problema ya te extienden la receta», explica José Antonio Molina, psicólogo experto en adicciones y autor del libro SOS...Tengo una adicción.

Su percepción está perfectamente refrendada por la cifras. Entre el 25% y el 33% de las consultas de los centros de atención primaria corresponden a situaciones de «malestar psicológico» la gran mayoría de las cuáles son insomnio, estrés, angustia, ansiedad y depresiones leves, «que pueden resolverse con herramientas de psicoterapia más que probadas». Los médicos de familia atienden ya más transtornos psicológicos que resfriados o dolores neurológicos.

Los pacientes toman, además, muy a menudo más dosis que las recetadas y también sigue habiendo un número importante de personas que consumen sin receta. «Mucha gente prefiere tomarse un pastilla. Es más barato y rápido, pero no sabe las consecuencias que puede tener», advierte Francisco Pascual, vicepresidente de Socidrogalcohol y médico de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital de Alcoi.

Sobre todo las benzodiazepinas (comercializadas como lexatin, tranxilium, valium, noctamid, orfidal y tantos otros) son muy adictivas. Con el tiempo aumenta la tolerancia (cada vez hay que tomar más para lograr el mismo efecto) y el enganche. Sus síndromes de abstinencia pueden llegar a ser peores que los de un alcohólico y sus efectos secundarios incluyen la pérdida de memoria y la demencia prematura.

Ante esta problemática, el Gobierno encargó a Carlos Mur, exdirector del Hospital Psiquiatríco José Germain, de Leganés (Madrid), la coordinación de un comité científico integrado por 83 especialiastas de todas las áreas y de todas las comunidades autónomas que han entregado recientemente la nueva Estrategia Nacional de Salud Mental. La propuesta más importante que contiene es la reestructuración a fondo de la atención primaria.

TRES FASES

Esta se comprondría de tres fases: una inicial, denominada de «observación expectante», en la que los pacientes serían atendidos por enfermeras preparadas al efecto en la que darían consejos sencillos como practicar ejercicio físico regular. Si el malestar no remitiera se pasaría a la fase de psicoterapia online a través de skype o del smartphone. Si aún así el paciente no mejorase se le derivaría a la atención de médica presencial de psiquiatras o psicólogos.

La propuesta no es ningún invento. El Reino Unido implantó el sistema hace años y sus resultados son tan buenos que «en la primera fase de asistencia los síntomas de la mitad de los pacientes remiten espontáneamente», destaca Carlos Mur.

El coste de implantación, según Mur, será «mínimo» porque apenas aumentan los recursos humanos, lo más caro. Solo hay que invertir en la tecnología. Y a medio plazo, el ahorro en gastos de farmacia y en horas de atención del médico de familia lo compensarán sobradamente.

El comité científico ha calculado que para atender en los centros de salud las dolencias psicológicas que hoy ven los facultativos generalistas habría que multiplicar por 20 la actual plantilla, que hoy apenas alcanza la misérrima ratio de 42 psicólogos por cada millón de habitantes, muy inferior al de la mayoría de países europeos.