Música contra el ictus

Los primeros resultados de un estudio dirigido por investigadores catalanes han demostrado que la rehabilitación con música beneficia a los pacientes de accidentes cerebrovasculares

Antoni Rodríguez dirige un proyecto de investigación sobre el impacto de la música en pacientes de ictus.

Antoni Rodríguez dirige un proyecto de investigación sobre el impacto de la música en pacientes de ictus. / periodico

RAFAEL MORALES / BARCELONA

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Escuchar las canciones preferidas o simplemente música agradable, como en otras terapias de rehabilitación, también se ha mostrado eficiente en la recuperación de la movilidad de personas que han sufrido un ictus. Esta una de las primeras conclusiones del proyecto de investigación que dirige en Barcelona el doctor Antoni Rodríguez sobre la plaga del accidente cerebrovascular, que se ha convertido en la segunda causa de muerte en países desarrollados.

"Cuando aplicamos la terapia musical, vemos que el paciente mejora", asegura Rodríguez, investigador de la Universitat de Barcelona y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell). Dirige el proyecto que investiga el impacto de la terapia musical en la mejora motora y emocional, además de la calidad de vida, en pacientes agudos de ictus. Ese accidente cerebral que, además del elevado índice de mortalidad citado, deja secuelas de movilidad en las extremidades superiores en más del 50% de los individuos que la padecen, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

ENSAYO CON 20 PACIENTES

La investigación se está haciendo en colaboración con el Hospital de la Esperanza de Barcelona. Consiste en un ensayo clínico en el que por el momento han participado 20 pacientes con ictus en fase subaguda (hasta seis meses después de sufrir la enfermedad) que no tenían ninguna formación musical previa. De manera aleatoria, la mitad de los pacientes hicieron una rehabilitación convencional y la otra mitad recibió, además, un tratamiento de musicoterapia durante un mes.

El entrenamiento musical ha consistido en realizar ejercicios con un piano y un tambor electrónico. "Se trataba de que pacientes que no están totalmente paralizados, sino que pueden mover un poco la mano y los dedos, movieran el brazo para tocar hasta ocho notas básicas, hacer ejercicios de escalas e ir complicando los ejercicios hasta conseguir melodías básicas como la de la Font del Gat", detalla Rodríguez, que también destaca que los resultados de la evaluación posterior demuestran "que si se pone al paciente en un contexto de aprendizaje más rico, el resultado siempre será mejor".

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MEJORAS EVIDENTES

El estudio tiene previsto ampliar el número de pacientes hasta 40 y presentar los resultados en el 2017. De forma paralela también han realizado un estudio basado en un único caso de paciente crónico en el que ha hecho un seguimiento de seis meses. Los resultados, según Rodríguez, han demostrado que el enfermo continúa mejorando y que las mejoras se mantienen en el tiempo, “a pesar de que en un paciente crónico no se esperan mejoras”.

Este proyecto de investigación se inició en el 2007 con las ayudas que consiguió de la maratón de TV3 dedicada a combatir el ictus y sus secuelas. En el 2014 recibió una nueva inyección económica del programa RecerCaixa, que impulsan desde hace seis años la Fundació La Caixa y Associació Catalana d’Universitats Públiques (ACUP) y del que este miércoles se ha hecho entrega de dotaciones por un total de 1,6 millones de euros a 19 proyectos de investigación.

Los ensayos del proyecto que dirige Rodríguez están demostrando una vez más que la música "activa muchas áreas del cerebro y que también tiene efectos a largo plazo. Uno de sus aspectos más importantes es la repercusión emocional y para demostrarlo, el científico catalán se refiere a un estudio del 2010 en el que incluso la escucha pasiva de música comporta beneficios. "Un grupo de pacientes con ictus eligieron las mejores canciones de su vida y las tenían que escuchar durante media hora diaria. Con la simple escucha pasiva, al cabo de seis meses ya se comprobó un cambio emocional y de aprendizaje verbal", explica Rodríguez.