La gran cita de la juventud católica en Madrid

La protesta de miles de laicistas encrespa la visita de Ratzinger

La marcha de protesta contra el gasto público en la visita del Papa, ayer en el centro de Madrid.

La marcha de protesta contra el gasto público en la visita del Papa, ayer en el centro de Madrid.

ANTONIO M. YAGÜE
MADRID

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miles de personas (unas 5.000, según estimaciones policiales, y más de 8.000, según los organizadores) participaron ayer por la tarde en la marcha laica convocada por 150 asociaciones por el centro de Madrid contra la aportación de las administraciones públicas en la financiación de la visita del Papa. Los manifestantes chocaron con grupos de jóvenes peregrinos que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), con los que se cruzaron consignas e insultos ante la vigilancia de la policía en la Puerta del Sol, símbolo del movimiento del 15-M, y otras calles abarrotadas por jóvenes que aguardan la llegada de Benedicto XVI, prevista para hoy al mediodía. Finalizada la marcha, la policía disolvió a porrazos a los que se negaban a abandonar la plaza y practicó seis detenciones. Hubo al menos siete heridos leves, dos de ellos policías,

Durante la manifestación fue detenido otro joven contrario a la visita del Pontífice tras agredir a un policía con una botella de agua a la entrada de la calle de Alcalá. Tres jóvenes favorables a la visita fueron apartados por los agentes tras insultar a los manifestantes de las aceras al grito de «hijos de puta ateos».

INSULTOS Y ZARANDEOS / La protesta partió de la plaza de Tirso de Molina, de acuerdo con el recorrido autorizado por la Delegación del Gobierno y a pesar de la reprobación de las administraciones gobernadas por el PP, con el propósito de mostrar su rechazo al dispendio público que a su juicio genera la visita del Papa a Madrid. En tono festivo y bajo el lemaDe mis impuestos al papa cero, y encabezados por la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), Redes Cristianas y Europa Laica, los manifestantes llegaron a Sol, repleta de peregrinos. Los agentes de la policía reforzaron el cordón de la marcha, pero no pudieron evitar el cruce de insultos e increpaciones: «Iros a misa» y «El Papa es un nazi» fueron los gritos favoritos de los laicos, mientras los católicos respondían con un «Viva el Papa».

Las deficiencias del dispositivo policial hicieron posible que se produjeran zarandeos, patadas y golpes entre una veintena de exaltados en la plaza de Canalejas, frente al Ministerio de Hacienda. «Este Papa no lo pagamos» y «Menos religión y más educación» fueron los lemas más coreados por los indignados. Algunos portaban banderas republicanas y con el arco iris, con la que se identifica el movimento gay, que contrastaban con las enseñas nacionales y los estandartes blancos y amarillos --los colores del Vaticano-- que exhibían los jóvenes peregrinos.

«La convocatoria nos ha desbordado», valoraron Evaristo Villar y Luis Vega, portavoces de Redes Cristianas y AMAL, respectivamente, al final de la manifestación, que concluyó con la toma simbólica de la Puerta del Sol de los participantes en la protesta, entre los que figuraban las asambleas del 15-M de Moratalaz y Alcorcón. Al final de la marcha se produjeron las escaramuzas.

Villar pidió a los organizadores de la JMJ que «den más protagonismo a los jóvenes y los convoquen en asambleas, en lugar de llamarles para catequesis y confesiones». Echó en falta que el cardenal Antonio María Rouco Varela incluyera en su homilía inaugural «palabras más realistas de apoyo a los jóvenes españoles, que se hallan, en más de un 45%, en el paro».

El cómico Leo Bassi, presente en la marcha, diseñó para la ocasión una vistosa pancarta de cinco metros de altura con las imágenes enfrentadas de Stephane Hessel, autor del libroIndignaosque inspiró el 15-M,

y Joseph Ratzinger.

EL OBISPO DE SOLSONA / A diferencia de las palabras despectivas del arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, con los manifestantes, a los que acusó de organizar una protesta «ridícula y desmesurada», y del obispo auxiliar de Madrid y portavoz del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino, que se sumó a las críticas, el obispo de Solsona, Xavier Novell, dijo ayer que la protesta era una acción «legítima y respetable».

El prelado más joven de España, de 41 años, señaló en la Ser que se trataba de una manifestación «lícita, porque todo el mundo puede manifestarse», aunque reclamó respeto por la JMJ y el Papa. Novell añadió que no le parece bien decir que el Gobierno es «hostil» con la Iglesia.