Conflicto en el aula

El tapón a Sílvia Diao

Una joven baloncestista del Girona puede perder una beca para estudiar en el Reino Unido porque ha suspendido Educación Física en el bachillerato

Sílvia Diao, ayer, después de reunirse con un inspector de Ensenyament.

Sílvia Diao, ayer, después de reunirse con un inspector de Ensenyament.

FERRAN COSCULLUELA
GIRONA

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Una jovendeportista de élitecatalana está a punto deperder una becapara estudiar en elReino Unidoporquesuspendió Educación Físicaen primero de bachillerato. Dicho así, a bocajarro y de un tirón, parece un mal chiste o el guion de una película surrealista, pero es una historia real que podría dar hoy un vuelco si una reunión decisiva para la protagonista acaba con buen pie. Ella se llamaSílvia Diaoy nació en Girona el año 1994 en el seno de una humilde familia procedente de Senegal.

«El padre pasa más tiempo en África que en Catalunya por motivos laborales y la madre ha trabajado siempre más horas que un reloj. Seguramente por eso, desde muy pequeña pasó muchas horas en el pabellón de Santa Eugènia de Ter de Girona, donde aprendió a jugar abásquet», explica Josep Maria Santiago, entrenador de baloncesto del Uni Girona CB. Poco a poco, Sílvia fue despuntando en este deporte y este año ha debutado en la Liga Femenina, la máxima categoría del básquet español. Gracias a ello ha obtenido una opción a una beca deportiva, de alojamiento y estudios en la Universidad de Edimburgo (Escocia). «Esta es su única posibilidad de ir a la universidad, ya que ella no la puede pagar de su bolsillo», añade el entrenador.

Nota media alta

Sílvia habla cinco idiomas (catalán, castellano, inglés, francés y una lengua de Senegal). La media de sus notas es de notable y, además del deporte, le gusta mucho escribir. Santiago la define como una chica «ejemplar», con unexpediente«brillante» y un comportamiento «impecable». Pese a ello, corre peligro de perder la beca británica porque el año pasado no pudo aprobar el bachillerato en su instituto, el IES Santa Eugènia, y este año va camino de ser taponada de nuevo. Su problema, denuncia ella, se llama Maria Anglada, su profesora de Educación Física.

Cuando estudiaba primero de bachillerato, en el curso 2010-2011, Sílvia suspendió esa asignatura. Sus dotes para el baloncesto no le sirvieron para aprobar el examen final, que consistió en una prueba de resistencia en la piscina. «Sé nadar muy poco, no me gustan las piscinas. Apenas aguanto tres minutos en el agua y enseguida tengo problemas para respirar», explica la jugadora delUni Girona CB. También es verdad, y Sílvia no lo niega, que ello no solía asistir a las clases de Educación Física: «Fui al principio, pero vi que no iba bien. Luego fui al examen y allí hice el ridículo».

En segundo de bachillerato, y con esa asignatura de primero pendiente, Sílvia continuó sin ir a la clase de Anglada porque esa materia le coincidía con otras asignaturas de segundo. La jugadora de básquet asegura que nunca se enfrentó a la docente y no hubo ninguna discusión entre ellas. «A mí, esa profesora me da miedo y cuando la tengo delante me bloqueo. Yo soy una persona que prefiero evitar los enfrentamientos y creo que para mí ha sido mejor que no le haya plantado cara», explica. La joven no lo dice, pero en su colegio Anglada tiene fama de ser una persona con carácter.

En segundo curso de bachillerato, con el mismo tipo de examen basado en la resistencia en natación, Sílvia volvió a suspender la educación física de primero y, además, tampoco aprobó el trabajo de investigación de segundo, que versaba sobre el básquet de élite en Girona. Se dio la circunstancia de que Anglada fue uno de los tres miembros del tribunal que evaluó dicho trabajo. Sus buenas notas en las demás asignaturas no le sirvieron para que la junta de evaluación del centro le aprobara el bachillerato y le abriera la puerta para examinarse de selectividad.

En el curso académico actual, Sílvia está repitiendo segundo de bachillerato y ya ha aprobado el trabajo de investigación que le había quedado pendiente, en este caso sobre la comparación de la mujer senegalesa y la mujer del entorno rural catalán. En esta ocasión, Anglada no formó parte del tribunal examinador. Durante todo el año ha estado de oyente en las clases de Segundo, ya que las tenía aprobadas del curso anterior, para mantener el nivel de cara a la selectividad. Pero lo que no ha conseguido es recuperar la Educación Física de primero. El examen fue de nuevo una prueba de natación, aunque la profesora conoce su aversión a la piscina y que de esa asignatura depende su acceso a la beca de la Universidad de Edimburgo.

El director del IES Santa Eugènia, Jordi Vilarrubí, declinó ayer hablar con EL PERIÓDICO sobre el caso.

Ayer, en un último intento de salvar esa gran oportunidad, Sílvia se entrevistó con un inspector de Ensenyament en Girona para que mediera en el conflicto. «No me niego a hacer un examen, lo que pido es que no sea solo de natación», explica. Hoy se reunirán ambos con la profesora Anglada para intentar desencallar la situación. «Si Sílvia no hace la selectividad en junio, perderá la beca. Pedimos a la dirección del centro que le hicieran otro tipo de prueba, pero nos dijeron que la profesora no bajaría del burro y que no había nada que hacer», lamenta su entrenador, que no se explica por qué nadie evita que a su pupila le hagan el mayor tapón de su vida.