La primera atención en caso de infarto

Una buena red de desfibriladores en Catalunya salvaría cientos de vidas

Dos chicos, ante el desfibrilador colocado en las instalaciones del Club Natació Banyoles, el pasado agosto.

Dos chicos, ante el desfibrilador colocado en las instalaciones del Club Natació Banyoles, el pasado agosto.

E. ASPAS / M. LÓPEZ / R. MATAS
BARCELONA / GIRONA / LLEIDA

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La presencia de desfibriladores automáticos externos en espacios públicos en Catalunya es insuficiente. Especialistas en cardiología y responsables de Salut coinciden, desde diferentes perspectivas, en que muchos de estos lugares deberían disponer de aparatos de reanimación con los que dar una primera atención a los afectados por paradas cardiacas.

Más de 35.000 personas fallecen al año en España por muerte repentina. El 60% de estos casos suceden sin testigos, pero en el 40% restante es posible una intervención rápida que puede resultar vital. Cada año se producen unos 20.000 infartos en los que sí se recibe asistencia. El desfibrilador no sirve siempre, pero en el 30% de los casos podría salvar la vida del enfermo.

La Conselleria de Salut decretó en el 2002 la instalación de aparatos de este tipo en todos los centros de salud de Catalunya. Además, se formó a más de 8.000 trabajadores en su uso. Según Josep Brugada, director médico del Hospital Clínic de Barcelona, las cosas se hicieron «a la perfección» en este primer paso. Pero en el segundo, el referente al resto de lugares donde se concentran un gran número de personas, «está a cero». «Deberían instalarse desfibriladores en espacios públicos igual que se instalan extintores», subraya.

En el resto de autonomías, la situación es prácticamente igual, pero en Europa nos llevan mucha ventaja. Espacios deportivos, aeropuertos, supermercados, cines y centros comerciales son sitios por donde pasan diariamente miles de personas y en los que, según los expertos, son indispensables los desfibriladores, que suelen brillar por su ausencia.

A diferencia de otros aeropuertos internacionales, el de El Prat dispone únicamente de cuatro aparatos, aunque está previsto que a finales de este año se instalen 46 máquinas más. Solo dos de los grandes centros comerciales de Barcelona disponen de disfibriladores.

Ricard Tresserras, subdirector general de Planificació Sanitària, y María Jesús Salvador, presidenta de la Sociedad Española de Cardiología, creen que el quid de la cuestión está en concretar dónde se deben instalar. Además, «estaría bien hacer un programa infantil donde se enseñen las maniobras básicas de primeros auxilios», comentaron, ya que los primeros minutos son cruciales.

Los tres expertos coinciden en que la regulación no ha de fijar condiciones innecesarias. Actualmente se requieren cursos de formación, una acreditación y un médico que supervise el proyecto. Todo esto, junto con el gasto que supone en la actual situación de crisis, retrae a muchas empresas, que son las que en definitiva deciden si compran aparatos o no. Los desfibriladores de ahora son modernos y de fácil manejo sin posibilidad de equivocación, por lo que no sería necesaria una formación tan exigente, destaca Brugada.

TRABAJO EN LAS COMARCAS / La situación general no es buena, pero hay avances significativos. El organismo autónomo en salud de la Diputació de Girona, el Dipsalut, ha propiciado que cada uno de los 221 municipios de la demarcación tenga al menos un desfibrilador. También se sustituirán los actuales por otros modelos más modernos. Una vez cubiertos los equipamientos públicos, el Dipsalut ofrecerá a empresas privadas y hoteles máquinas a precio más económico que el de mercado. Además de los nueve aparatos que convirtieron Banyoles (Pla de l’Estany) en «ciudad cardioprotegida», la policía local de Girona incorporó siete; Besalú (Garrotxa) tiene dos, en el pabellón y el campo de fútbol; y Santa Coloma de Farners (Selva) tres, en el campo de deportes, las dependencias de la policía local y el polideportivo.

En Tarragona, el patronato municipal de deportes inició una primera fase de instalación de 10 desfibriladores en equipamientos deportivos que está previsto que culmine en octubre. En una segunda fase, que empezará a finales de este año, se dotará a los campos de fútbol municipales de ocho máquinas, informa Rafael Morales.

El Ayuntamiento de Lleida tiene en las piscinas municipales siete desfibriladores, que se trasladan a los pabellones al finalizar la temporada de baño. La Diputación, por su parte, negoció descuentos del 10% en el precio del aparato y ofrece un curso gratuito para una o varias personas de cada empresa que se decida a instalar una máquina de reanimación.