¿Por qué caza el 'voyeur' imágenes si internet está lleno de porno gratuito?

Las personas que tienen esta parafilia acentuada consideran que fotografiar a escondidas añade "autenticidad" al material

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Lady Godiva, según la leyenda, logró que su esposo rebajara los impuestos a los siervos tras prometerle que a cambio ella recorrería el pueblo montada en su caballo completamente desnuda. El acuerdo entre Godiva y los vecinos consistía en que estos, sabedores de que era un gesto que hacía por ellos, le responderían encerrándose en casa sin mirarla por la ventana. Lo cumplieron todos menos uno, Tom, que terminó contemplando el paso de la mujer a través del agujero de la cerradura. Al romper el pacto, perdió la vista. ‘Peeping Tom’ se utiliza en inglés para hablar de la parafilia conocida como ‘voyeurismo’, palabra declinada a partir del verbo francés ‘voir’ (ver). 

La definición léxica de 'voyeurismo' ("persona que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas") es inquietante porque en ella encajarían buena parte de los ciudadanos de la cultura actual, claramente 'voyeur'. El catedrático de Psicología de la Universitat de Barcelona (UB) Antonio Andrés Pueyo se apresura a aclarar que, en general, solo debe considerarse un trastorno mental cuando el 'voyeur' tiene una "preferencia" manifiesta por este tipo de obtención de placer sexual y, además, lo hace de un modo "reiterado" porque -aunque sepa que no debe hacerlo- le cuesta mucho controlarse. Es una "alteración" que, si es grave y crónica, produce desajustes importantes en su vida. 

HERRAMIENTAS NUEVAS

'Peeping Tom' es también el nombre de una película que Michael Powel estrenó en 1960 -en España se proyectó bajo el título de ‘El fotógrafo del pánico’-. Josep Lluís Micó, catedrático de Periodismo la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna, cita al protagonista de este filme, un asesino que fotografía la cara que ponen sus víctimas al fallecer, para profundizar en la figura de los 'voyeurs' que se esconden entre los bañistas para capturar instantáneas. El objetivo de ambos es parecido: retener ese instante “para poder reproducirlo más tarde las veces que lo deseen”. Los mirones lo hacen a pesar de que actualmente en internet podrían encontrar fácilmente las imágenes que los excitan. Pero el hecho de tomarlas personalmente añade un plus de "autenticidad” que valoran. 

El 'voyeurismo' patológico es una parafilia -como lo son el sadismo, el exhibicionismo o la pedofilia- que sufren "casi siempre hombres” con problemas psicológicos “graves”: aislamiento social, timidez extrema o inmadurez sexual. No es una desviación “infrecuente” y tampoco es estraño que quienes la padecen acudan a la consulta de un especialista para pedir ayuda para curarla. Algo que no resulta sencillo puesto que este tipo de conductas sexuales son "complicadas de superar", reconoce Pueyo. Pueden darse casos de 'voyeurs' que, además, sean pedófilos. Son dos parafilias distintas que no tienen por qué coincidir pero que pueden darse en un mismo individuo. El matiz es que entonces el placer sexual de esta desviación se obtiene a partir de la observación de menores de edad y el Código Penal castiga con penas de cárcel la captación de imágenes de niños que puedan considerarse pornográficas.  

Micó, que habla sobre este fenómeno en el libro 'Invitación a la discrepancia' (Editorial UOC), recuerda que "los mirones" no son algo novedoso en la sociedad. Lo que ha cambiado es el entorno digital actual que les ha dado "herramientas nuevas -como el smartphone- para captar imágenes, reproducirlas o difundirlas con mayor facilidad”.