REUNIÓN EN EL VATICANO

El Pontífice cuestiona que le llamen "comunista"

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Tierra, techo, trabajo. Con ese título y un largo discurso, el papa Francisco saludó esta semana en el Vaticano a los representantes de los movimientos populares que en el 2001, en el Foro Social de Porto Alegre (Brasil), se erigieron en antagonistas del Foro Económico Mundial. «Resulta extraño, pero si hablo de estas cosas para algunos resulta que el Papa es un comunista», les dijo, cuando «el amor por los pobres se encuentra en el centro del Evangelio» y «reclamar esto (tierra, techo, trabajo digno) es la doctrina social de la Iglesia». Por lo que les animó: «Sigan con su lucha, nos hacen bien a todos».

Hablando en castellano y sobre la tierra, Francisco aseguró que «el acaparamiento, la deforestación, la apropiación del agua y los agrotóxicos inadecuados son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal». Respecto al uso de la palabra excluidos para referirse a personas que están sufriendo por la vivienda, subrayó que «detrás de un eufemismo en general hay siempre un delito».

Sobre el trabajo, recalcó que, «desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura de jubilación». Añadió que «hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, a los que se niega la posibilidad de sindicarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable», por lo que añadió: «Hoy quiero unir mi voz a la suya y acompañarlos en su lucha».

Tras agradecer a los representantes de los movimientos populares su presencia en el Vaticano, dijo que «los pobres no solo padecen la injusticia, sino que también luchan contra ella», y que «no se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que solo tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos».