La pobreza no es inevitable

Expertos consultados por este diario explican qué medidas tomarían para combatir la necesidad desde el nuevo Govern

David Fernández gira la caja del PP, ausente en un acto contra la pobreza, ayer.

David Fernández gira la caja del PP, ausente en un acto contra la pobreza, ayer.

TONI SUST / BARCELONA

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Las entidades sociales catalanas defienden uno de los ejes de su discurso: la pobreza no es un mal inevitable. Tiene causas y puede erradicarse. A pocas semanas de que se forme un nuevo Govern en Catalunya, EL PERIÓDICO pregunta a siete expertos qué medidas tomarían de entrada, medidas que traigan resultados, que apunten a un cambio de paradigma. Que laminen la pobreza. Ofrecen varias respuestas, y apuestan por elementos concretos. El denominador común es el de apostar por una sola prestación que agrupe las existentes, una ayuda que asegure lo mínimo necesario para vivir.

La presidenta de Entitats Catalanes d'Acció Social, Teresa Crespo, tiene claro qué hay que hacer: «Ya hemos escuchado demasiadas veces que no hay dinero. Garantizar unos mínimos a la población es prioritario. Eso se puede hacer transformando el sistema impositivo y controlando la fiscalidad y la economía sumergida». Crespo no elude terreno pantanoso: «No acepto que hablen de independencia sin unos mínimos para todos. Igual las embajadas no son necesarias, y hay que bajar sueldos, no todos los políticos lo han hecho. Quizá sea el chocolate del loro, pero vamos sumando».

FISCALIDAD

La fiscalidad es el campo que elige para su propuesta Patricia Cantarell, integrante de Lafede.cat, colectivo por la justicia global que agrupa a 114 entidades. «Todos estos años hemos escuchado el discurso de que no tenemos dinero. Una medida concreta que pedimos al Govern es aumentar la capacidad recaudatoria en sucesiones y donaciones. Además, cada año en España Hacienda deja de ingresar 60.000 millones de euros, y el 72% de esa cifra, 43.000 millones, son recursos perdidos por evasión fiscal». Cantarell reclama una ley que impida la contratación pública de empresas con sede en paraísos fiscales.

El presidente de la Taula del Tercer Sector, Oriol Illa, propone iniciativas en ocupación, vivienda y bienestar. En ocupación, aboga por subir el salario mínimo y huir de reformas que estimulen la precariedad. En vivienda, apuesta por incrementar la oferta de alquiler asequible, más que social, es decir, pensando también en personas que trabajan pero que apenas pueden salir adelante. En Catalunya, recuerda, hay 50.000 pisos vacíos en manos de bancos: «Los bancos prefieren tener el piso vacío que cederlo para alquiler social. Hay que hacer presión. Los gobiernos pueden presionar». En bienestar, Illa, defiende una renta de mínimos, se llame garantizada, mínima o como sea.

EDUCACIÓN

La directora del Casal dels Infants del Raval, Rosa Balaguer, elige la educación. Una medida clara y directa: «Debemos recuperar la inversión en educación. Hay que garantizar el acceso a la escuela de manera gratuita y hacer una sola red pública para evitar la segregación escolar. Que en la escuela haya la misma diversidad que en la sociedad, y todo cubierto por fondos públicos». Balaguer también reclama inversión en educación fuera de la escuela: «Casals, centros abiertos, actividades deportivas. Los niños con más problemas no tienen acceso a esas actividades».

La presidenta del Col·legi de Treball Social de Catalunya, Núria Carrera, cita dos frentes apelando a lo que los trabajadores sociales se topan cada día en la calle: el de la vivienda y el del día a día. «Los trabajadores sociales pedimos una prestación que cubra los mínimos necesarios, entre ellos el acceso a una vivienda digna». Algo, dice, que puede ponerse en práctica de inmediato.

Albert Sales, politólogo y sociólogo, y asesor del Ayuntamiento de Barcelona, apuesta sin dudarlo por una nueva prestación: «Como mínimo compactaría las ayudas pequeñas que hay, hay muchas de cuantía ridícula que cargan a los servicios sociales y obligan a las personas a peregrinar. Facilitaría el acceso a las prestaciones. Hay que evitar que se tengan que pedir ayudas finalistas para necesidades básicas». Sales considera que también debe acabarse la desconfianza en quien se beneficia de estas ayudas. Se fiscaliza al pobre pero no al rico, afirma. En vivienda, aboga por ofrecer alojamientos estables más que temporales a las personas que los necesiten: «Un enfoque más dirigido a crear un hogar que solo a un techo conlleva más autonomía personal», sostiene.

LOS REFUGIADOS

Francesc Mateu, director de Intermón-Oxfam en Catalunya, elige una propuesta algo distinta, que entronca con la idea de que todo está relacionado y de que cooperar con los demás contribuye a mejorar la situación también en tu casa: «Si tuviera que apostar por una cosa concreta, apostaría por la crisis de los refugiados. Si tratamos bien esta crisis habremos hecho un gran paso, un paso impresionante adelante. Internamente, tendría un reflejo. Deberíamos abordar la pobreza como problema global, cómo generar estrategias para tener una sociedad distinta», proclama.

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