Pobres más pobres

AMASDES  ASOCIACION QUE REPARTE CASI 200 BOCADILLOS DIARIOS Y COMIDA CALIENTE EN LA ESTACION DEL NORD

AMASDES ASOCIACION QUE REPARTE CASI 200 BOCADILLOS DIARIOS Y COMIDA CALIENTE EN LA ESTACION DEL NORD / periodico

TERESA PÉREZ / BARCELONA

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Los pobres cada vez se empobrecen más. Los expertos de las organizaciones sociales afirman que hay un grupo cronificado que se distancia más del resto: es el de la pobreza extrema, en la que se ha hundido el 10,6% de la población de Catalunya, tasa que en el 2013 estaba en el 9,1%. Son familias con ingresos inferiores al 40% de la renta media de la población y como la media que perciben los catalanes ha bajado en 100 euros, ahora hay que ser más pobre para ser pobre. Teresa Crespo, presidenta de la federación de Entitats Catalanes de Acció Social (Ecas), define así la situación: “La pobreza ahora es más profunda, más extensa y más severa”. “Hay mucha gente que se está quedando en el camino”, enfatiza Ferran Busquets, director de Arrels. Y la pobreza severa es el último escalón antes de dormir en la calle. La Administración no ha hecho los deberes porque los acuerdos del pleno sobre la pobreza del Parlament celebrado en marzo “se han quedado en papel mojado”, denuncia Crespo.

REPARTO DE COMIDA

Las entidades sociales de más renombre y otras con menor visibilidad pública multiplican esfuerzos para atender cada vez a más gente por el recorte de las prestaciones sociales, los magros salarios y la transmisión de la pobreza. Sobre todo en verano, cuando “se refuerzan las ayudas al desaparecer las becas de comedor del curso escolar”, apunta Carlota Bassols, responsable del proyecto de tarjetas de alimentación infantil de la Creu Roja. "En verano atendemos a más gente porque cierran algunos comedores sociales", insiste Paqui Sánchez, coordinadora de la asociación Amasdes, que tiene su campo de batalla en los aledaños de la estación del Nord, donde un grupo de voluntarios reparten comida, cuatro días a la semana, el viernes pasado 230 raciones. Cada persona recibe un plato de comida caliente, bocadillo, fruta, zumo, pan y dulces. Esta es la cantidad individual: "Sabemos que para muchos es la única comida diaria", apunta Sánchez.

La Creu Roja, consciente de esta situación crítica, acaba de lanzar una campaña “más intensiva” al detectar en un primer programa de ayudas la cronificación de la pobreza. “Las intervenciones se alargan. No es fácil salir de la pobreza, está enquistada”, apunta Bassols. Para julio y agosto la entidad ha repartido 4.390 tarjetas para sustituir a las becas de comedor del periodo escolar y lotes de productos básicos a familias vulnerables de los que se benefician 123.000 personas. 

El panorama que se atisba desde Cáritas Diocesana de Barcelona tampoco reconforta: ”Los que vienen dicen que no tienen nada, ni empleo ni subsidio ni prestaciones”, afirma Mercè Darnell, responsable de Programas y Servicios de la entidad. Cáritas ha aumentado las ayudas el 35% desde el 2009 y destinó a ellas el año pasado 2,4 millones de euros, de los que 300.000 fueron en tarjetas de alimentos, con las que los beneficiarios pueden comprar en las tiendas donde siempre lo han hecho porque, como apunta Darnell: “Lo triste de caer en la pobreza es que no puedes hacer lo que siempre has hecho”. Para Darnell, hay que analizar los ingresos de las familias, pero también los gastos (alquiler, suministros…) para saber qué les queda para pasar el mes. 

400 EUROS MENSUALES

Tener un trabajo ya no sirve para reflotar a las familias de la pobreza. “Generamos trabajadores pobres con salarios cada vez más bajos. Es casi una situación de esclavitud”, señala Crespo. “¿Cómo planificas tu vida con un contrato de trabajo por días? “, apunta Darnell, y explica la oferta laboral que recibió un refugiado para descargar camiones todos los días del mes, 10 horas diarias. El salario: 400 euros mensuales. El panorama ha llevado a un retroceso de la clase media y a que “una generación de chavales se haya quedado sin infancia debido a la pobreza”, según Jaume Funes, psicólogo social. 

El 60% de los desempleados han superado los dos años de desempleo, lo que significa que ya no tienen prestación de paro. Crespo lamenta el recorte de las ayudas sociales y el viacrucis que debe pasar la gente para lograrlas. “Recorren varias ventanillas, cuando debería haber una única, para percibir unas ayudas que no llegan a 400 euros y en todas deben demostrar que son pobres. Y estas personas tienen dignidad, porque ¿estamos hablando de un derecho o de caridad?”, remata.

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