LA GUERRA DEL AGUA

El agua de la revuelta

El caudal mínimo obligatorio que debe llevar el Ebro y la puesta en marcha de nuevos regadíos, principales controversias del plan de cuenca

La Punta del Fangar, en el delta del Ebro, una de las zonas más amenazadas.

La Punta del Fangar, en el delta del Ebro, una de las zonas más amenazadas.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

1. Un río caudaloso, pero no tanto

El Ebro es el segundo río más caudaloso de la península, con un caudal medio de 600 metros cúbicos por segundo (m3/s) a la altura de Tortosa, solo por detrás del Duero, que lleva 750 m3/s en Oporto. Sin embargo, esta aparente abundancia varía mucho dependiendo del año y de la estación, además de haber experimentado un retroceso en los últimos años vinculado al cambio climático. La legislación ambiental establece el caudal mínimo que deben liberar los embalses para que los ríos puedan garantizar en todo momento la supervivencia de los peces y, en general, del ecosistema fluvial. El problema, según los detractores del Plan Hidrológico del Ebro (PHE), es que el caudal mínimo previsto en Tortosa (entre 80 m3/s y 150 m3/s, en función del mes) no basta para ello, además de dar vía libre a la salinización y dificultar el transporte de los limos necesarios para el mantenimiento del tramo final. El delta, dicen, está en peligro.


2. 52 nuevos embalses y azudes en toda la cuenca

El Ebro nace en Cantabria y con posterioridad recibe los copiosos aportes de sus afluentes del Pirineo y el Sistema Ibérico, pero en líneas generales atraviesa un territorio eminentemente seco. Ello ha hecho que la cuenca sea es una de las más explotadas y reguladas de Europa, con 69 embalses con capacidad superior a los 5 hectómetros cúbicos, incluyendo infraestructuras de aprovechamiento hidroeléctrico, laminación de avenidas y riego, y otros 12 más en fase de construcción. Si los embalses actuales estuvieran llenos, el agua almacenada sería de 7.580 Hm3. Sin embargo, todo ello no parece suficiente para el PHE, que para satisfacer la demanda de los regantes prevé aumentar la capacidad de almacenamiento con 52 nuevos embalses y azudes, algunos muy controvertidos como el pantano de Biscarrués, que amenaza una zona de alto valor paisajístico y potencial turístico en el río Gállego, o el recrecimiento de la presa de Yesa, en el río Aragón. El presupuesto no está garantizado.


3. 465.000 hectáreas de riego, un 48% más 

El PHE no prevé un gran aumento de la demanda urbana e industrial, pero sí considera que es necesario reservar 2.800 hectómetros cúbicos anuales adicionales, dos veces la cantidad que preveía trasvasar el viejo plan hidrológico del Gobierno de Aznar, para abastecer de agua las 465.000 nuevas hectáreas de regadío que solicitan las seis comunidades por donde pasa el río. Unas 150.000 hectáreas serían para Catalunya, fundamentalmente a partir de los canales del Xerta-Sénia y especialmente del Segarra-Garrigues, aunque difícilmente se llegarán a poner todos en marcha debido a las limitaciones ambientales de la Unión Europea, el interés comercial y el coste del agua, inasumible para muchos agricultores. Actualmente ya hay 965.000 hectáreas de regadío en toda la cuenca, por lo que 465.000 hectáreas suplementarias supondría aumentar la superficie de riego en un 48% y reservar un 70% de todos los aportes del Ebro a estos menesteres agrícolas.


4. El viejo trasvase o la venta de los derechos de uso

El Ebro cuenta hoy en día con siete trasvases hacia cuencas de otros ríos, aunque solo dos transportan un volumen notable: el de Zadorra (con una media anual de 200 hm3), que abastece el área de Bilbao, y el de Tarragona (70 hm3), cuyas aguas llegan hasta el Baix Penedès. El PHE no cita ninguna obra nueva en este sentido -ni siquiera plantea aumentar la capacidad o la longitud de los acueductos ya existentes-, pero la Plataforma en Defensa del Ebro teme que la reducción del caudal mínimo del río aumente la disponibilidad de agua en manos de los regantes y, a la larga, ello signifique que puedan vender sus derechos de uso a otras comunidades. El acueducto hasta Almería iniciado en tiempos de Aznar fue derogado en el 2005, pero Murcia y la Comunidad Valenciana no han tirado la toalla. También se ha planteado la llegada de agua a Barcelona a partir del minitrasvase de Tarragona o incluso a través de una nueva conducción desde el Segre.  


5. Atención para los puntos negros en calidad del agua

Actualmente, el 83% de la población de la cuenca vierte sus aguas residuales al Ebro o sus afluentes tras pasar por depuradoras con tratamiento secundario (tratamiento biológico de la materia orgánica), una mejora sustancial frente al 50% del año 2000 pero que todavía debe llegar más lejos, según la UE. El objetivo del PHE es extender el tratamiento a todos los municipios de más de 2.000 habitantes, así como incluir un tratamiento terciario (microfiltración, desinfección) en zonas afectadas por un exceso de fósforo, por ejemplo. El plan tiene también como objetivo mejorar los 409 vertidos industriales en toda la cuenca, incluyendo zonas conflictivas como el río Zadorra en Vitoria o el Huerva en Zaragoza. También se destina un esfuerzo especial a sedimentos contaminados como los del Ebro en Flix y el Gállego en Sabiñánigo (Huesca) y al tratamiento de problemas con los nitratos, como en el acuífero del Urgell.


6. Contravenir directivas ambientales de la UE

Los detractores sostienen que las grandes actuaciones previstas por el PHE, desde la reducción del caudal mínimo hasta la construcción de nuevos embalses, atentan contra algunas de las principales directivas europeas en materia ambiental, como las de agua, aves y hábitats. Otros aspectos son evidentemente menos conflictivos, como la propuesta de creación de 27 reservas naturales fluviales en zonas bien conservadas, incluyendo los ríos Tor y Vallferrera, en el Pirineo catalán. En el apartado de fauna, quiere destinar esfuerzos suplementarios a controlar la cada vez mayor presencia de animales exóticos (caracol manzana, siluro, lucioperca, mejillón cebra, gambusia o galápago de Florida, entre otros muchos). Asimismo, plantea mejorar la calidad de los bosques de ribera que se encuentran en estado deficiente (20% del total) o malo (17%) y recargar los acuíferos más sobreexplotados, como los de Alfamés y Belchite.