Chequeo al sistema educativo catalán

Plan de choque en los 102 colegios con más fracaso escolar

Alumnos de primaria en un centro de la ciudad de Barcelona.

Alumnos de primaria en un centro de la ciudad de Barcelona.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Cuando uno de cada tres alumnos de un mismo colegio termina la educación primaria sin haber alcanzado un mínimo nivel académico, es evidente que hay un problema. Cuando ese mal resultado se repite año tras año, se perpetúa promoción tras promoción, el problema se convierte en fracaso. Después de cinco años sometiendo a los colegios a pruebas externas, la Conselleria d'Ensenyament ha concluido que en Catalunya hay 102 colegios (el 5,8% del total de centros públicos de infantil y primaria) que no funcionan como debieran. A todos ellos, el departamento los está sometiendo, desde principios de curso, a unas exhaustivas auditorías pedagógicas, con las que espera encontrar 102 planes de choque o recetas personalizadas que ayuden a estas escuelas a empezar a revertir la situación. Ensenyament se compromete a dotarles con los recursos que necesiten para lograr los objetivos marcados.

«Son centros en que el 30%, o más, de los alumnos se quedan en el nivel más bajo en tres materias de las pruebas de competencias básicas de sexto de primaria», precisa Joan Mateo, secretario general de Políticas Educativas de la conselleria. Se trata, en la mayoría de los casos -aunque no siempre-, de colegios a los que acuden niños con problemas familiares y sociales graves y a los que ni las periódicas visitas que realizan los inspectores de Ensenyament han sido capaces de dar solución.

«No se puede culpabilizar a nadie, especialmente no se puede responsabilizar al centro por la situación contextual en que se haya inmerso, pero tampoco hay que dejarse arrastrar por el derrotismo», señala Mateo, que no descarta ampliar, en un futuro, la experiencia «a todo el sistema educativo».

DAR UN GOLPE DE TIMÓN / Con estas auditorías, que aún se encuentran en fase de elaboración y que se espera completar en las próximas semanas, «se intentará encontrar soluciones individualizadas que permitan a los centros implicados dar un golpe de timón de modo que, en el plazo de dos años, los colegios inicien un proceso de mejora o al menos que apunten una tendencia de mejora», destaca Francesc Güell, inspector jefe en el área educativa de Barcelona Comarques.

No está siendo fácil. Ni para las escuelas -muchas llevan ya años luchando para reducir sus altas tasas de fracaso-, ni para la Administración, que ha dedicado meses a la identificación de los centros, a la elaboración de informes sobre la situación de cada uno de ellos y a la redacción de diagnósticos. Tampoco lo es para los directores de los centros y para sus equipos, que en las próximas semanas serán citados en sus respectivos servicios territoriales (o en el Consorci d'Educació, en el caso de la ciudad de Barcelona) para conocer las conclusiones obtenidas tras el trabajo de campo. Luego, tendrán que consensuar con Ensenyament y con sus propios claustros de profesores las medidas a implantar en los colegios.

«La verdad es que cuando nos comunicaron que íbamos a ser auditados, la noticia cayó como una carga añadida. Bastante difíciles son las cosas en el día a día como para tener que estar pendientes, encima, de los inspectores. Pero cuando empezamos a ver que podía ser algo muy positivo, el claustro se arremangó y la colaboración está siendo bastante positiva», admite una de las directoras implicadas en el proceso.

CORRESPONSABLES / Ensenyament confía en que la colaboración hallada hasta ahora en la gran mayoría de los centros auditados continúe una vez decididas las medidas o soluciones a aplicar. «Se les invitará a participar en un acuerdo de corresponsabilidad, en el que el centro se comprometerá a poner en marcha las propuestas pedagógicas pactadas y, a cambio, por parte de la Generalitat, se garantizarán los recursos necesarios para que estas medidas puedan llevarse a la práctica», señala el número dos de la consellera Irene Rigau en materia de políticas educativas, que no puede concretar de qué tipo de recursos se tratará, «ya que cada escuela tendrá una recomendación específica».

Los 102 centros que participan en esta primera experiencia tendrán que rendir cuentas a finales de cada uno de los dos cursos en que esté en vigor la aplicación de las mejoras. «El propósito es que a finales del 2015-2016, cuando se hagan las pruebas de sexto de primaria de ese año, se aprecie ya un cambio de tendencia». O al menos, que vayan levantando cabeza.