Aires de cambio en la Iglesia católica

El Papa perfila la sucesión de Rouco al frente de los obispos españoles

De izquierda a derecha, Ricardo Blázquez, Antonio María Rouco Varela, Lluís Martínez Sistach y el cardenal Carlos Amigo, ayer en la asamblea.

De izquierda a derecha, Ricardo Blázquez, Antonio María Rouco Varela, Lluís Martínez Sistach y el cardenal Carlos Amigo, ayer en la asamblea.

ANTONIO M. YAGÜE / MADRID
JOSEP SAURÍ / BARCELONA

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El principio del fin de la era Rouco. Eso parece marcar la asamblea de la Conferencia Episcopal Española (CEE) iniciada ayer en Madrid. Por lo pronto, el miércoles elegirá al relevo del secretario general y portavoz, Juan Antonio Martínez Camino, mano derecha del polémico presidente de los obispos. Pero la Iglesia española hierve de rumores ante el cambio de ciclo que impone el papa Francisco. El cardenal Antonio María Rouco Varela, de 77 años y con dos de prórroga tras presentar a Roma la obligada renuncia a los 75, podría dejar el báculo de arzobispo de Madrid en cuestión de semanas o, a lo sumo, pocos meses. Y pese a estar en mejor sintonía con los nuevos vientos que soplan desde el Vaticano, no debería tardar mucho más el arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, quien también cumple 77 en abril. Rouco acaba además mandato en la CEE en marzo.

Aunque no lo tendrá fácil tras la retahíla de nombramientos de perfil conservador durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco quiere acabar con la imagen de una Iglesia española siempre enojada, politizada, obsesionada con la moral sexual y que lo condena casi todo. Conocedor de la situación en España, el Papa ya ha mantenido numerosos contactos con eclesiásticos españoles para perfilar la sucesión de Rouco tanto en su archidiócesis como al frente de los obispos.

EXAMEN EN ROMA / Cara a esta última se prevé decisivo el examen, llamado visita ad limina, que Bergoglio realizará a los 79 obispos españoles en activo, citados en Roma entre los próximos 24 de febrero y 8 de marzo. Pasarán en grupos de siete u ocho por el Vaticano para presentar los informes de sus diócesis. Y se da por hecho que el Papa, partidario declarado de un episcopado más descentralizado y ágil, con obispos «pastores» y encarnados en la realidad social, aprovechará la ocasión para dar instrucciones y decirles qué Iglesia quiere en España.

No cabe duda de que los prelados las tendrán en cuenta a la hora de votara su nuevo jefe, invocando como siempre al Espíritu Santo, en la asamblea de marzo. Puede haber sorpresas. El primero en muchas quinielas es sin embargo Antonio Cañizares, de 68 años, exprimado de Toledo actualmente en el Vaticano, con buenas relaciones con el Papa, con el Rey y los núcleos más abiertos del PP de Rajoy. No deja de ser sin embargo una opción conservadora, mientras que los prelados más aperturistas se inclinan más bien por Ricardo Blázquez y Carlos Osoro, arzobispos de Valladolid y Valencia.

MADRID Y BARCELONA / Blázquez, presidente de la CEE en el trienio 2005-08, goza de gran prestigio entre los obispos. Perdió las últimas elecciones ante Rouco y tiene una espinita clavada. Pero fue el más votado después del actual presidente, y podría ser un candidato de consenso. A Osoro, cántabro, también de 68 años, se le ve con el perfil más próximo al del propio Papa. Valencia, su diócesis, es hoy la más activa pastoralmente, tiene muy buenos contactos con Roma y fue el primero y casi el único en aplaudir públicamente el rumbo marcado por Bergoglio. En todo caso, si uno de estos candidatos se convirtiera en arzobispo de Madrid

-suenan también para ello Osoro y Cañizares-, difícilmente sumaría a ese cargo la jefatura de los obispos.

Aunque el golpe de timón parece inminente, en el entorno de Rouco hay quienes creen en cambio que Francisco no lo sustituirá hasta el verano, después de una multitudinaria peregrinación a Santiago de Compostela en la que el cardenal gallego lleva tiempo trabajando.

A la sucesión en Barcelona se la espera después de la de Madrid. El Papa se informa también sobre la delicada situación política y social catalana y su realidad eclesial, en muchos aspectos diferenciada de la del resto de España. Un arzobispable que toma fuerza es el jesuita mallorquín Luis Ladaria, de 60 años, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. No sería mal recibido por la Iglesia catalana, en especial por los sectores más progresistas.

Entre los nombres que se barajan en Catalunya figuran el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, miembro del Opus Dei que ha protagonizado guiños aperturistas, como su posición en la reciente polémica sobre la Iglesia y el franquismo, que le pueden allanar el camino; Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Sistach;

Armand Puig, decano de la dinámica Facultat de Teologia de Catalunya; Salvador Pié-Ninot, presidente de la Fundació Blanquerna-URL y rector de Santa Maria del Mar, y Sergi Gordo, canciller del arzobispado. Los sectores más conservadores preferirían al obispo de Terrassa,  Josep Àngel Saiz Meneses.