Gente corriente

Paco Rojas: «Me paso el día haciendo gamberradas a mis clientes»

De Cruyff a Xavier Trias, la 'jet-set' de la política y el deporte acude a su taller atraída por su carácter.

«Me paso el día haciendo gamberradas a mis clientes»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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La entrada del taller Neumáticos Hermanos Rojas de la calle de Aragó es un escaparate con centenares de coches en miniatura, algunos muy cotizados entre los coleccionistas. La mayoría son regalos de clientes agradecidos por el buen trato que dispensa el dueño, un tipo guasón de risotada contagiosa que se codea con la élite de la política y el deporte con la naturalidad de un chico de barrio.

-¿Cómo va el negocio?

-¡Sobre ruedas! [ríe]

-Vaya, se lo he puesto en bandeja.

-Es que soy muy bromista. Me viene de familia, porque mi padre también era así. Me paso el día haciendo gamberradas y bromas a mis clientes, ¡y aun así vuelven! [ríe] Ya verá, luego le haré una a usted.

-Antes permítame que le haga alguna pregunta seria. Usted empezó de cero, ¿no?

-Sí, mi hermano y yo empezamos hace 40 años en la calle de Hernán Cortés, al lado del mercado del Clot. Teníamos un restaurante y taxis y abrimos un taller para reparar nuestros propios vehículos. Más tarde nos centramos solo en el taller y llegamos a tener tres en Barcelona. Pero cuando mi hermano se jubiló me quedé solo con el de la calle de Aragó; no quiero ser rico en el cementerio. [ríe]

-Hay quien nace con un pan bajo el brazo; usted nació con una rueda.

-Pues sí, porque mi padre era camionero y antes de eso teníamos una tienda de frutas en Sant Feliu de Guíxols y viajábamos hasta allí en un carro tirado por un caballo. Salíamos de L'Hospitalet con el carro cargado, parábamos a dormir  en Pineda y al día siguiente seguíamos hasta Sant Feliu. ¡Tardábamos un día y medio en llegar! No tendría más de 8 años pero lo recuerdo como si fuera hoy. Siempre llevaba una mantita por si refrescaba en el camino.

-A sus 63 años ya tendrá ganas de jubilarse.

-¿Por qué tendría que dejar de hacer algo con lo que disfruto tanto? Vivo en Alella y cada día me levanto antes de las cinco de la madrugada para estar aquí a las 6.30. Durante una hora me dedico a mirar el correo, a hacer pedidos y a revisar papeles, luego voy a tomar café y a leer el periódico y a las ocho abro el taller. Cada día. Y si hay faena me encontrará aquí hasta última hora de la tarde.

-¿Qué le gusta tanto de su trabajo?

-El trato con la gente, me encanta. Por mí, no entraría nunca en el despacho.

-¿Sigue ensuciándose las manos?

-Claro. Cambiamos neumáticos, hacemos dirección, amortiguadores y frenos y si hace falta yo también me pongo a montar. Mire mis manos, están llenas de callos.

-Su listado de clientes parece la agenda de un magnate: empresarios, políticos, deportistas, periodistas...

-Por aquí han venido mucho Cruyff, Ronaldo, Quini, Tarzán Migueli, Jordi Alba, el Tata Martino...  A Jordi Pujol le he cambiado las ruedas del coche durante todos los años que fue president, aunque ahora hay quien me dice que le ponga una cruz... También han pasado los alcaldes Maragall, Hereu y Trias. Tenemos una clientela de nivel medio-alto. Pero también nos traen los coches de Pompas Fúnebres ¡con la caja de muertos dentro! Vacía, claro. [ríe]

-Es un asiduo de la fórmula 1 y ha corrido en varios ralis. ¿Qué coche tiene?

-Un Porsche 356 antiguo -la misma marca de coche que tenía James Dean al matarse-, un León y el Smart con el que voy a trabajar cada día. Pero espere un momento... [se mete en la oficina, sale con una caja de zapatos y levanta bruscamente la tapa: ¡hay una serpiente de goma que parece real!]

-¡Aaargh! ¡¿Pero qué hace con esto?

-No se imagina el hartón de reír que nos hacemos cuando se la pongo a un cliente en el coche. ¡Hay quien todavía no ha parado de correr!  [risotada]