Gente corriente

Paco Florido: «El proyecto me permite estar con Andrea, pero en positivo»

Intenta crear una cultura de los primeros auxilios en homenaje a su hija, que murió atropellada.

«El proyecto me permite estar con Andrea, pero en positivo»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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-Es que para mí lo difícil no es solo haber perdido a mi hija. Es haber estado ahí delante, haber visto cómo se iba. Y me vino a tocar a mí, una persona curtida en estas lides.

-Me resulta imposible ponerme en su lugar.

-Mire, yo en el trabajo he vivido muchas situaciones como esa, pero siempre vas a buscar a una persona que no conoces. Es difícil, siempre es difícil, pero son desconocidos.

-Además, usted no fue a buscarla. Usted estaba ahí.

-Eso iba a decir. Siempre que yo llego en la ambulancia el paciente ya está en el suelo, ya ocurrió el accidente, pero es que aquí somos testigos, aquí vemos la secuencia, oímos el topetazo, y luego vete corriendo hasta allí y encuéntrate lo que te encuentras.

Paco Florido tiene 42 años, vive en Tarragona y es técnico en transporte sanitario y emergencias desde hace 22. Trabaja en la UCI Móvil del SEM en El Vendrell. Con su mujer, Eva, y sus dos hijas, Andrea, de 14 años, y Lucía, de 8, se subió al coche el 19 de julio para empezar las vacaciones. El vehículo sufrió una avería mientras estaba en marcha y se llenó de humo. Pararon en el arcén y se bajaron, y entonces, de la nada, salió una furgoneta y atropelló a Andrea. Paco intentó reanimarla, pero la niña murió en sus brazos.

-De noche, cuando me meto en la cama, acabo volviendo con ella a la carretera. En parte por eso existe el Proyecto Andrea. Para seguir estando con ella, pero en positivo.

-Porque ella… Trabajaba con usted, ¿no? Le interesaba ese mundo.

-Mire, yo desde el 2003 doy formación sanitaria en colegios, empresas, con una pequeña empresa que tengo, Saniform. Y sí, ella desde hacía dos años venía conmigo, sobre todo a los colegios. Al ser joven empatizaba enseguida con el alumnado. Lo disfrutaba.

-¿Cuándo se le ocurrió el proyecto?

-El mismo día que la enterramos, dándole vueltas y vueltas al atropello. Andrea, verá, cuando fui a hacerle la reanimación vi que el golpe más grave lo tenía en la cabeza. De no haber sido así, de haber sido lo más grave un traumatismo torácico, por ejemplo, quizá habría podido mantenerla con vida hasta la llegada de la ambulancia. Quizá, no lo sé. Pero, ¿y si no hubiera estado yo allí?

-¿Qué quiere decir?

-Quiero decir que había unas 20 personas alrededor mientras intentaba reanimarla, gente que había parado y que llamaban como locos al 112. Y eso está muy bien, pero nadie sabía nada de primeros auxilios. Si yo no estoy y el golpe no es mortal, nadie habría podido ayudarla durante esos 10 o 15 minutos que tarda la ambulancia.

-Y ese es el sentido del Proyecto Andrea.

-Exacto. Pensé: «Voy a usar la empresa para llegar al máximo posible de gente y de manera altruista, gratuita». Ya no como Saniform sino como Proyecto Andrea. Se trata de concienciar a la gente de la importancia de saber de primeros auxilios, y de darles unos conocimientos básicos, elementales.

-Ha tenido mucha acogida, entiendo.

-Ha ido muy bien. El 6 de agosto le di nombre al proyecto y el día 26 ya hacía el primer cursillo en Mataró. La respuesta ha sido brutal, y no solo en Catalunya. Ya hay 200 voluntarios trabajando en el proyecto, entre ellos 60 formadores: personas que he formado para que impartan el curso.

-Como una red.

-Creo que la sociedad tiene asumida esta carencia, y es que hay cosas muy sencillas que pueden salvar vidas. Que alguien esté capacitado para hacer algo mientras llega la ambulancia marca una gran diferencia.

-¿Le ha servido? A usted, digo. Para sobrellevar el duelo.

-Me he volcado en cuerpo y alma con el proyecto de la niña. Me llena mucho, siento como que Andrea está allí.