FIRMA DE UNA DECLARACIÓN CONJUNTA EN EL CONGRESO

La oposición se conjura para frustrar la reapertura de Garoña

La central nuclear de Garoña, durante una protesta de Greenpeace.

La central nuclear de Garoña, durante una protesta de Greenpeace.

MANUEL VILASERÓ
MADRID

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el símbolo de la apuesta nueclear del Gobierno del PP, la central de Santa María de Garoña (Burgos), se ha convertido también en el icono de los detractores de la energía atómica. Los grupos parlamentarios de la oposición, excepción hecha de CiU y UPD, firmaron ayer una declaración por la que se comprometen a impedir que la planta reabra si alcanzan la mayoría suficiente en la próxima legislatura.

La planta lleva cerrada desde el mes de diciembre del 2012 por decisión de Nuclenor. La empresa propietaria, integrada por Endesa e Iberdrola, sostenía que la nueva fiscalidad eléctrica hacía económicamente inviable mantenerla operativa, pero pasados unos meses y tras negociaciones discretas con un Gobierno interesado en mantener su apuesta nuclear a toda costa, pidió volver a abrir durante 17 años más.

La decisión deberá pasar por la mesa del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), pero los trámites son tan farragosos y los informes técnicos tan complejos que la portavoz del grupo parlamentario socialista en el Congreso, Pilar Lucio, aventuró tras la firma del documento que «no les queda tiempo para dar los permisos esta legislatura».

Aunque el CSN, con mayoría del PP en su órgano rector, pisara el acelerador y diese el visto bueno antes de noviembre del año próximo, la fecha más probable de la próximas generales, la declaración de ayer tiene la virtud de situar al Ejecutivo y a las eléctricas ante una difícil encrucijada. ¿Tendría sentido dar permiso a una empresa que meses después podría reclamar una cuantiosa indemnización al verlo revocado? ¿Qué inversiones acometerían los propietarios ante un horizonte tan limitado? «No vamos a aceptar el chantaje de asumir costes sobre futuros beneficios como en el Castor», advirtió en este sentido el portavoz de Equo y exdirector de Greenpeace en España, Juan López de Uralde.

LA INCÓGNITA DE PODEMOS / La declaración lleva la firma del PSOE,  IU, PNV, Equo, ERC, BNG y Amaiur. Más que suficiente si en la próxima legislatura la correlación de fuerzas fuera idéntica a la de la última legislatura de Zapatero pero lo que auguran las encuestas es un peso decisivo de Podemos, que ayer no estuvo en el acto. A este grupo, entre otros, se refería Uralde al avanzar que el documento es «una declaración viva y que quiere buscar adhesiones», entre las que «sería bueno» que figurara el partido de Pablo Iglesias.

El texto destaca que Garoña es, con 40 años de funcionamiento, la central «más antigua» del parque nuclear español  y que presenta «graves déficits» de seguridad, además de ser «gemela» del reactor de la central de Fukushima «tristemente famosa por protagonizar un grave accidente nuclear». Los firmantes también se declaran partidarios de dejar «atrás la energía nuclear , tras un periodo de transición hacia un nuevo modelo energético».

El diputado socialista por Burgos Luis Tudanca se mostró convencido de que Rajoy esta utilizando el caso de la planta de su provincia para imponer la pretensión del lobi nuclear de alargar la vida útil de las plantas de los actuales 40 años a 60.