GIRO ENERGÉTICO

Obama declara la guerra al carbón para combatir el cambio climático

Un aerogenerador junto a una vieja térmica en Massachusetts.

Un aerogenerador junto a una vieja térmica en Massachusetts.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Después de que el presidente Barack Obama esbozara en junio su agenda para combatir el cambio climático, su Administración dio ayer los primeros pasos para poner en marcha las más ambiciosa de sus propuestas: la EPA, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos, anunció los primeros límites para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de las centrales que producen electricidad por medio del carbón. Por el momento, la  nueva normativa afectará solo a las futuras plantas y no se espera que esté finalizada hasta otoño del 2014. Tanto los republicanos como la industria del carbón están dispuestos a combatir la iniciativa, aunque esta vez Obama podrá sacarla adelante sin la aprobación del Congreso.

GRAN DEPENDENCIA / EEUU mantiene una enorme dependencia del carbón. El 37% de la electricidad que produce actualmente viene de este combustible fósil, seguido por el gas natural (37%), la energía nuclear (19%) y las fuentes renovables (12%). El problema es que el carbón, pese a las enormes reservas, contamina el doble que el gas natural y disemina en la atmósfera un tercio de las emisiones estadounidenses de gases de efecto invernadero.

En enero, durante su segunda toma de posesión, Obama estableció la lucha contra el cambio climático como una de las prioridades para el resto de su presidencia. «Responderemos a la amenaza del cambio climático sabiendo que si fracasamos estaremos traicionando a nuestros hijos y a las futuras generaciones», dijo en el discurso.

Actualmente, las centrales térmicas de carbón producen una media de 1.800 libras de CO2 por megavatio-hora. Con la nueva normativa, que durante los próximos 60 días se abrirá al debate de la industria y la ciudadanía, las emisiones de las futuras plantas tendrán que reducirse a 1.100 libras. Para conseguirlo, una de las posibilidades será instalar sistemas especiales para capturar el CO2 y enterrarlo bajo la superficie. Según la industria, esa tecnología es cara y su efectividad todavía no está demostrada. Las pocas eléctricas que han empezado a probarla han recibido cientos de millones de dólares en ayudas y exenciones fiscales del Gobierno federal.

AUGE DEL GAS / «Hemos demostrado una y otra vez que desde que la ley del aire limpio fijó estándares para proteger la salud pública el cielo no se cae. La economía no se derrumba», dijo ayer la directora de la EPA, Gina McCarthy, refiriéndose a la ley de 1933 para reducir la polución, una norma remozada varias veces.

Antes incluso de este impulso regulador, el futuro del carbón era ya de por sí difícil, debido al auge del gas, más limpio y barato. Gracias a las controvertidas técnicas de fracturación hidráulica o fracking, su extracción ha aumentado un 30% en los últimos seis años. Los expertos consideran que a menos que los precios del gas se disparen a medio plazo, una posibilidad bastante improbable, el carbón no podrá competir y las nuevas plantas apostarán por la que se ha convertido aquí en la energía del futuro más inmediato.

La Administración de Obama pretende también fijar nuevos límites para las eléctricas que ya operan con carbón, aunque no se harán públicos hasta junio del 2014.