"Noto más calor que nunca, pero hay que acostumbrarse"

Marc Vidal es el héroe de estas dos páginas porque es el que trabaja en un ambiente más insoportable. Son casi 50 grados que se explican por la presencia de un horno centenario, antaño de leña, hoy de gas, de cuatro metros de diámetro y con un aspecto que no desentonaría en una escena de Juego de tronos. La panadería y pastelería Sarret, en Consell de Cent con Girona, abrió en 1898. El padre de Marc la compró en los años 70 y hoy es él quien lleva las riendas de un negocio al que ha dedicado 21 de sus 37 años. Todo sucede en la trastienda, donde mantiene intactos los inmensos cajones de madera, llenos de barras de pan, y alguna que otra máquina antigua que hoy parece en desuso. El agobio crece conforme uno se va acercando a la caldera. Ahí pasan buena parte de la noche Marc y dos de sus colaboradores. "Estos días notamos más calor que nunca, pero tenemos que acostumbrarnos, no queda otra".

Explica que ciertos productos tienen que hacerlos a primera hora, sin sol, cuando hace calor pero no es el bochorno de mediodía. "Cosas con manteca o mantequilla se trabajan durante la noche porque si no se estropean o se deshacen", señala. La primera hornada la hacen a las 21 horas. La última, a las nueve de la mañana. Dice Marc que ha vivido "el inicio de verano más insoportable" que recuerda, pero lo cuenta sin excesivos sobresaltos, los que tendría quizás si fuera un recién llegado a la panadería. "Bueno, piensa que en invierno aquí estamos bien. El horno un día nos perjudica y otros nos beneficia". Pasa aquí unas 12 horas al día, así que no dramatiza en ningún momento. Le basta con ir a la nevera que tiene justo detrás del mostrador y sacar la botella de agua. Estos días de julio caen unos tres litros cada mañana.