Noelia de Mingo, la médico que mató a tres personas, roza la libertad

Noelia de Mingo

Noelia de Mingo / jl

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Catorce años después de sembrar el terror en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid fruto de un brote de esquizofrenia paranoide, la médico Noelia de Mingo está a un paso de recuperar la libertad. Así se lo ha explicado a algunos de los forenses que la han tratado y que han coincidido en que De Mingo está preparada para salir del psiquiátrico y recibir tratamiento ambulatorio bajo la custodia de su madre.  

La juez de Vigilancia Penitenciaria, con el visto bueno del fiscal, ha pedido ese cambio. Ahora será la Audiencia Provincial de Madrid -el tribunal que la sentenció a 25 años de internamiento en 2006- la que decida si acepta esa propuesta o no. Ella ha disfrutado ya de varios permisos y se ve preparada para salir en libertad. Ha aprendido a vivir con lo que hizo.  

Así reza en el último informe psiquiátrico aportado a la causa, el realizado el 7 de abril de este año por el Instituto de Medicina Legal de Alicante, cuyo autor, al igual que los especialistas del Centro Penitenciario Psiquiátrico de Fontcalent, la trabajadora social y el psiquiatra que la trataría si sale en libertad, son partidarios del cambio de tratamiento.

En esos informes, consta que De Mingo ha salido en dos ocasiones de permiso, una durante quince días y otra durante sesenta, y tiene pendiente otro de noventa días. Ha hecho el Camino de Santiago con otros internos. También sale diariamente del centro sin acompañamiento para asistir a la escuela de idiomas y come en una casa que ha comprado su familia.

TRES MUERTOS

Lo que pasó es que el 3 de abril de 2003, De Mingo, médico residente especializada en Reumatología, de 31 años, cogió el cuchillo que había comprado en una tienda, hizo un agujero en su bata y lo metió convencida de que "era el final", de que "iban a acabar con ella".

Una vez en el hospital, sonó un teléfono, lo cogió su compañera Leila El Ouamari, de 27 años, se río y Noelia entendió de que había recibido la orden de acabar con ella. Estaba segura de que no eran médicos, sino actores puestos de acuerdo para ver su reacción. Se levantó, cogió su cuchillo y mató a Leila, a la paciente Jacinta Gómez e hirió a seis personas. Uno de ellos, Félix Vallés, murió dos días después. Su carrera homicida terminó gracias a un celador que la golpeó. Ella no recuerda nada más hasta que se despertó en el hospital.

Para entonces, llevaba dos años enferma. Sufría una esquizofrenia paranoide no diagnosticada ni tratada a pesar de que todos sus compañeros la veían mal. De hecho, Leila, la joven a la que quitó la vida, le ofreció ayuda si le pasaba algo. Una semana antes de los hechos, el jefe del servicio le dijo que iba al psiquiatra o la llevaría él. Para entonces ya ni siquiera exploraba a pacientes y dejaba la historia clínica en blanco.

SU FUTURO

Noelia tiene planes de futuro. Ha estudiado inglés, portugués y valenciano. Y quiere ser traductora. En principio, de valenciano, porque para inglés sabe que se buscan licenciados. Pero baraja hacer un curso de traductor médico de inglés, idioma del que tiene un nivel alto (C1). Aún así, es consciente de que tiene un 43% de discapacidad y que eso, unido a su pasado, complica la búsqueda de empleo. También aspira a publicar los relatos que ha ido escribiendo desde que se presentó a un concurso en el psiquiátrico y de los que ha acumulado un volumen importante.

El informe de la trabajadora social deja constancia de que su familia está volcada con ella. Su madre ha aceptado su custodia y cuidado. Y sus hermanos no han dejado de visitarla. Ahora -dice- puede ejercer de tía con sus sobrinos, algo de lo que "tenía muchas ganas".

"ENORME PELIGROSIDAD"

Por su parte, la asociación El Defensor del Paciente ha señalado en un comunicado que los familiares de las víctimas y el propio colectivo se oponen a la sustitución de la medida de internamiento por la "enorme peligrosidad" que supone. "Además, es curioso que se proponga como medida de control la vigilancia de su madre cuando convivió con su hija sin percibir que llevaba más de dos años con sintomatología delirante y ninguna prueba apunta a que tenga las competencias suficientes para asumir semejante responsabilidad", expone la asociación.

Al respecto de esta propuesta, el abogado de las familias de las tres víctimas y de la asociación , Carlos Sardinero, ha avanzado en declaraciones que presentará un escrito oponiéndose a esta propuesta y reclamará que se mantenga el régimen de internamiento.  

La última palabra la tiene la Audiencia de Madrid, que ha pedido un informe al fiscal y a las acusaciones.