Un vídeo muestra la última juerga del autor del crimen machista de Premià

"La voy a liar", dijo en un bar horas antes de hacer saltar por los aires el domicilio familiar

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Aquel sábado el Barça jugaba contra el Leganés muy pronto, a la hora del vermut. Chema, el hombre que según los Mossos d'Esquadra provocó la explosión de Premià de Mar para matar a su pareja, acudió al bar El Celler de la localidad del maresme para ver el partido. Allí se tomó 4 o 5 cervezas y se comió un bocadillo de tortilla. Se marchó poco después de que finalizara el encuentro del equipo de Luis Enrique, que venció a domicilio y sin problemas 1-5.

En este establecimiento hablan bien de él. Aseguran que era un "buen tipo" que bebía "bastante" pero que siempre pagaba su cuenta. No hablan tan bien de Chema (que falleció dos semanas después de la deflagración como consecuencia de las heridas recibidas) en el Deportivo, otro bar, en el que la propietaria le prohibió la entrada hace cuatro años porque armó alguna bronca.

JUERGA EN LOS ALEDAÑOS

Chema no se alejó demasiado a lo largo de aquel sábado de la residencia en la que vivía con su pareja, María José. Se movió por los bares más próximos al domicilio. Tras ver el partido en El Celler, la juerga siguió en El Raconet, otro local que frecuentaba. 

Sobre las diez de la noche, el hombre había bebido mucho. Un cliente de El Raconet grabó un vídeo con el teléfono móvil en el que aparece visiblemente ebrio bailando en solitario mientras otros parroquianos le lanzan algún grito guasón de "¡venga Chema!". El vídeo saltó de un teléfono a otro vía Whatsapp durante los días posteriores a la tragedia. 

En alguno de estos bares, Chema aseguraba que cobraba la invalidez por un incidente en el que fue herido ejerciendo de policía. Por el pueblo circuló el rumor de que había sido Guardia Civil con conocimientos de artificiero, algo que este cuerpo desmintió rotundamente poco después. 

EL AVISO

En esta grabación, Chema sonríe, se mueve con poca coordinación y parece muy lejos de estar a punto de hacer algo como lo que se disponía a hacer. Un testimonio de la escena explicó a este diario que Chema se despidió de un cliente con estas palabras: "Este abrazo que te doy será el último, la voy a liar". El cliente le pidió que se tomara las cosas con calma porque tenía "una mujer que valía mucho" en casa. Chema le respondió: "De puertas adentro, las cosas no son lo que parecen".

El mismo testimonio se apresuró a remarcar que nadie en el bar dio ninguna importancia a aquellas palabras de Chema. Sin embargo, al despertar al día siguiente y descubrir que María José había fallecido en una violenta explosión en la que el hombre había resultado gravemente herido, la cosa cambió.

Este cliente se dirigió a los Mossos d’Esquadra para poner en conocimiento de estos la última conversación que mantuvo con Chema. Fue uno de los que alertó a los investigadores desde el primer instante de que detrás de la deflagración aparentemente accidental podía ocultarse el cumplimiento de la amenaza de Chema, que quizá tuvo claro desde que se despertó aquel sábado que comenzaba su última noche.