Ni un niño menos

2017 violencia mingo venero

2017 violencia mingo venero / periodico

MIREIA RECASENS. SAVE THE CHILDREN

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Cada vez que leemos sobre la muerte de un niño a manos de sus padres se nos remueven las tripas y nos preguntamos cómo puede ser que esta lacra siga existiendo hoy en día en nuestra sociedad. ¿Qué está fallando? ¿Por qué sigue pasando? ¿Qué podemos hacer?

La violencia en el ámbito del hogar es especialmente difícil de reducir a causa de su invisibilidad. Se produce en la esfera privada y en muchas ocasiones se trata de una violencia silenciada. Además, es especialmente nociva porque quien la ejerce es una persona que debería proteger al menor, por lo que se produce una incongruencia entre los mensajes “te amo” y “te maltrato” que recibe el niño. Esto genera efectos negativos en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social del menor, y representa una flagrante violación de su derecho a la integridad física y moral.

Asimismo, se debe tener en cuenta que los casos de violencia contra la infancia que se contabilizan son solo la punta del iceberg, ya que la mayoría permanecen ocultos. Y por desgracia, hay casos que cuando se conocen es porque se ha llegado demasiado tarde, como la muerte de la niña de dos años en Alzira. Con ella, ya son ocho los menores asesinados este año a manos de sus padres.

Uno de los mayores problemas reside en la tolerancia social que hay entorno a la violencia contra la infancia que no está percibida como debería ser, una vulneración de sus derechos que además siempre genera efectos negativos y dañinos en los niños. Si vemos a un hombre que golpea a su mujer en el metro es muy probable que nos paremos y que lo interpelemos, pero cuando se trata de un padre que da una bofetada a su hijo, es poco probable que digamos algo.

En este sentido, además de concienciar a la sociedad es muy necesario trabajar en la prevención de la violencia. Una educación basada en la parentalidad positiva y formas de disciplina respetuosas con los derechos de la infancia son la base para acabar con esta lacra social.

Además, para conseguir que las situaciones de violencia que sufren los niños no se extiendan en el tiempo y se aporten soluciones lo antes posible, es fundamental mejorar la detección de los casos. Para ello, es necesario que los profesionales que trabajan y tienen contacto con los niños y niñas estén preparados para reconocer las situaciones de riesgo y los síntomas que puedan tener los menores víctimas de violencia.

Cuando hablamos de violencia, el tiempo que tardamos en actuar es clave. Si no prevenimos la violencia llegamos demasiado tarde, y si no actuamos rápido puede que sea irremediable.

Abordaje integral

Ante esta realidad, nos damos cuenta que los niños y niñas no están realmente protegidos frente a todas las formas de violencia. Actualmente, la legislación española no ofrece una respuesta unificada a un problema tan grave como es la violencia hacia la infancia. Por eso, hace falta un abordaje integral de lucha contra todas las formas de violencia contra la infancia.

En este sentido, Save the Children recuerda la necesidad urgente de una ley orgánica que proteja a los niños de la violencia y que abarque aspectos de prevención, detección, intervención y restauración de derechos. Una ley donde estén involucrados todos los agentes que participan en la vida de los menores (familias, poderes públicos, escuelas, centros sanitarios, etc.). Ya han pasado dos meses desde que el Congreso de los Diputados asumió la voluntad de poner en marcha esta ley, y desde entonces no ha habido más avances, pero sí más víctimas.