EQUIPAMIENTOS CULTURALES

Mucho más que libros

Joan, en primer plano, Joel y Alba consultan unos cómics en la biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra.

Joan, en primer plano, Joel y Alba consultan unos cómics en la biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra.

MARÍA G. SAN NARCISO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las bibliotecas son para estudiar, sí. Pero además pueden ser un lugar de encuentro entre adolescentes que pasan por una etapa en la que no solo afloran los cambios físicos. También lo hacen las inquietudes y las nuevas responsabilidades. O los cada vez más habituales trabajos en grupo.

Y esto es algo que se ve nada más entrar en la biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra, especializada en cómic. A la izquierda del vestíbulo unas adolescentes pasean por la exposición que explica a través de murales y numerosos objetos la historia del manga y el anime en Japón y en Catalunya, todo ello de la mano del autor Akira Toriyama, el padre de Dragon Ball.

Ya en la primera planta, otra joven, Andrea Pérez, busca libros de manga mientras que su amiga la espera pacientemente con cuatro discos de jazz en la mano. Es estudiante de 4º de ESO y le encanta este tipo de obras. «Son historias -cuenta- que se salen un poco de lo normal, además tienes el dibujo para tener una idea fija de cómo es el personaje».

Al contrario que su amiga, Pérez no se lleva a casa tantos discos. De su grupo favorito, Tokio Hotel, dice que solo hay uno: el de Scream. Prefiere coger prestados varios libros al mes. Todavía no forma parte del Club del Manga, que se reúne en esa misma planta una vez al mes. «Estaba hablándolo con una amiga porque me da un poco de vergüenza ir sola», reconoce. Quien sí está en el grupo, y desde hace ya dos años, es Álex Gesti, otro estudiante de 4º de ESO. «En el club comentamos libros y autores. También organizamos pequeñas yincana con preguntas a lo largo de la biblioteca», explica. Por el momento son unos 20 miembros comprendidos entre los 14 y los 19 años.

En otra biblioteca, la Trinitat Vella-J. Barbero, uno de los grupos habituales charla con Sergi, el bibliotecario. El conjunto en cuestión está formado por las mellizas Fátima y Aycha Abbou, Halima Rachidi y Khadija Saadi. No acuden mucho a estudiar porque reconocen que juntas no se concentran demasiado. La intención biblioteca es otra: formar una asociación.

Romper patrones

«La idea surgió cuando estábamos en un espacio que organiza actividades lúdicas y vino una mujer a dejar folletos para un curso de cocina», explican. A partir de ahí comenzó el debate de por qué ellas son las que se apuntan a los cursos de cocina pero no tienen de mecánica. Así que se les ocurrió formar una asociación que todavía está gestándose. «Queremos romper un poco con los patrones establecidos por la sociedad», cuentan.

Las cuatro amigas, tres de ellas de 17 años y una de 19, ya se encargaron de presentar allí Los Hilos de Penélope, un documental sobre las mujeres de un pueblo al sur de Marruecos. El 8 de mayo organizan un taller y debate sobre el papel de las mujeres en el Islam. También fueron alumnas del curso de graffiti que organizó la biblioteca.

Mucho más silenciosa es Marwa Aranduez, una alumna de primero de bachillerato que acude a esa misma biblioteca todos los martes y jueves de cinco a ocho y media. También los viernes si tiene examen el lunes. «Aquí aprovecho más el tiempo que en casa», declara. Ella está en Save The Children y algunas de las reuniones tienen lugar allí. Ahora está haciendo el treball de recerca sobre el cine. «Por eso voy bastante al apartado de películas antiguas», comenta.

En otra de las mesas está la joven Siham Adabbar dando clases particulares a una niña de 3º de primaria. Tiene 21 años y va más por cuestiones profesionales que académicas. «Los adolescentes están a veces que no veas, es imposible», dice. Allí también afloran las hormonas.