«Si se mantiene la ayuda, en verano podríamos ver el fin»

La doctora Olimpia de la Rosa, miembro de Médicos sin Fronteras, en la sede del organismo de Barcelona.

La doctora Olimpia de la Rosa, miembro de Médicos sin Fronteras, en la sede del organismo de Barcelona.

À. G. / BARCELONA

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Repite una y otra vez la expresión «riesgo de repunte» y admite, con una sinceridad encomiable, que el empeño de Médicos sin Fronteras (MSF) y otras entidades por modificar las creencias, los rituales de alto riesgo y la desconfianza de la población africana hacia los sanitarios occidentales sigue chocando con la cultura que estructura a los países que sufren ébola. De hecho, admite, ese es el principal freno para que el brote no se repita. MSF ha perdido a 14 profesionales en esta epidemia.

-¿La población de Guinea, Sierra Leona o Liberia no cree en sus mensajes? ¿No va a sus hospitales?-Aún estamos en esa situación, sí. Los países donde vivimos más directamente el rechazo son Guinea y Sierra Leona. Sigue habiendo familias que esconden a los enfermos, y no podemos controlar a sus contactos.

-¿A qué atribuye esa desconfianza?

-Hay muchos factores, y están arraigados en la cultura de esos países. Cuesta mucho que no escondan a sus muertos. Lo siguen haciendo, y mantienen sus rituales de enterramiento. Esta infección exige aislamiento del enfermo y eso choca frontalmente con sus costumbres.

-¿El miedo al virus no interviene?

-Lentamente. Hay mucha gente que cree en las medicinas tradicionales, y que desconfía de sus sistemas sanitarios públicos porque son muy débiles y no siempre han respondido como era razonable esperar. No tienen personal ni medicamentos, y la población deja de utilizarlos.

-¿A ustedes los asimilan a ellos?

-Al principio, sí. Y a esto se suman los rumores y creencias que se han formado alrededor de nuestros centros. Nosotros ingresamos a pacientes con ébola, y es sabido que fallece hasta el 50% de esos enfermos. Esto ha generado el mito de que en nuestras instalaciones muere mucha gente. Ellos entienden que no hay que ir a lugares con tanta muerte.

-Para acabar con todo esto, ustedes recurren a población local.-Por supuesto. Y también a nuestros equipos de antropólogos, que nos ayudan a conocer mejor los elementos de la cultura local. Ellos trabajan con personas de allí, que son los que hacen la labor de educación. Esos cambios son muy lentos. Intentamos adaptar nuestra respuesta a los usos locales.

-Ante esta situación, ¿qué evolución prevé para esta epidemia?

-Depende de si se mantiene la intervención de los organismos de ayuda. Si en este momento se relajan los esfuerzos, la infección aumentará y se prolongará. El virus sigue infectando, y en cifras superiores a anteriores brotes. Pero, si todo se mantiene como hasta ahora y la población va siendo más consciente, en verano podríamos ver el fin de esta epidemia. Por sí sola no se extinguirá.

-¿Qué organismos siguen allí?

-Desde el principio están Médicos del Mundo, Save the Children, International Rescue, Cruz Roja, MSF... y contingentes vinculados al Ejército de varios países: en Guinea está la Armada francesa; el Ejército británico actúa en Sierra Leona y el de EEUU, en Liberia. Son imprescindibles.

-¿Se ha conseguido confirmar que la epidemia se inició en una familia de Guinea que comió murciélago?-En el análisis retrospectivo, ese es el origen más plausible.

-¿La población es consciente del riesgo de consumir murciélago?-Se les ha educado para que sepan que es muy arriesgado comer murciélago, pero eso no significa que dejen de cazar y cocinar ese animal. Es evidente que puede haber un nuevo brote. El tabaco mata y hay mucha gente que sigue fumando.

-¿Es tan habitual allí comer murciélago como aquí pollo?-No sé si es tan común, pero sabemos que en determinadas zonas, como el punto de Guinea donde empezó el brote, es habitual consumirlo.

-¿Hay más animales transmisores?

-Los monos pueden enfermar e infectar. No en todas las epidemias de ébola se ha identificado, como en esta, el inicio del foco, pero en casi todas se pudo llegar a una cueva llena de murciélagos, o a alguien que los manipulaba. Hay un nicho por investigar alrededor de este animal.

-¿Confían en las vacunas contra el ébola en experimentación?

-Desgraciadamente, poco. Ninguna garantiza un poder terapéutico similar al de la vacuna del sarampión, por ejemplo. Lo único que ahora acaba con el ébola es aislar a los enfermos y acotar la acción del virus .