El Montsià, en lucha para salvar sus olivos centenarios del expolio

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olivo olivera / periodico

SÍLVIA BERBÍS / ULLDECONA

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Con la película ‘El Olivo’, la cineasta Iciar Bollaín trajo el año pasado a las pantallas un cuento moderno. En el film, la joven Alma lucha por devolver a su abuelo la vivacidad perdida recuperando el olivo milenario que la familia vendió contra su voluntad doce años atrás. Replantar de nuevo en el olivar familiar ese árbol monumental trasladado a algún lugar de Europa es lo único que puede devolver la alegría al viejo. Tras ese argumento se esconde el drama de un territorio, a caballo entre el Montsià, en las Terres de l’Ebre, y el Baix Maestrat, en el norte de Castellón, que lleva décadas perdiendo trocitos de alma. El arranque de olivos milenarios, algunos de ellos plantados en época romana, de la zona del mundo donde existe la mayor concentración de estos longevos gigantes arbóreos es un expolio por goteo que sube de intensidad, según denuncia la plataforma ciudadana Salvem lo Montsià. Esta entidad pide la protección arbórea por ley en Catalunya, como existe en la Comunidad Valenciana, aunque allí ni aún la norma garantiza el veto al expolio.

“No hay día en la que no veamos algún camión cargado de olivos monumentales que abandonan la tierra donde llevaban, como mínimo, centenares de años viviendo”, asegura Guillem Riba, miembro de la organización conservacionista Salvem lo Montsià. La transformación paisajística y la pérdida patrimonial, lamenta, son el resultado de un “negocio especulativo”. Para los agricultores, dejar arrancar un árbol a cambio de los 100 o 200 euros que les llegan a ofrecer los compradores, quienes los revenden para decorar jardines y rotondas de carretera, -eso sí, multiplicando el precio-, no deja de ser una tentación frente a la condición sacrificada y de escasa rentabilidad de los olivareros. Si no hay relevo generacional, muchos sucumben y venden ejemplares o la finca al completo. “Hay viveristas que prefieren comprar toda la finca y en cuanto tienen un comprador, arrancan los olivos y se los llevan”, explica Guillem.

ÁRBOLES CENTENARIOS A 60 EUROS

Josep Balagué es uno de los agricultores que se han negado a participar en el negocio. “Me ofrecieron entre 4.000 y 4.500 euros por la finca, pero mi sorpresa fue comprobar que ese precio incluía los sesenta olivos que tengo plantados, que pueden tener dos o tres siglos de vida, de manera que les salía a 60 euros el árbol centenario”, narra este propietario de Ulldecona. “No me lo podía creer, no entiendo como hay gente que pueda aceptar eso”, sostiene.

El negocio de los olivos centenarios y milenarios se disparó a finales de los ochenta y en los noventa. Entonces, los ayuntamientos que configuran la Mancomunitat de la Taula del Sénia, que agrupa a 27 municipios (15 valencianos, 9 catalanes y 3 aragoneses), trazó una estrategia que no ha abandonado y que ha dado sus frutos. Veintidós de esas poblaciones reúnen más de 4.900 olivos centenarios y milenarios inventariados. Es el mayor reducto del mundo, aseguran, toda una seña de identidad mediterránea. “Los objetivos del  programa que llevamos a cabo son poner en valor los olivos milenarios y su fruto, el aceite, establecer sinergias con sectores como la restauración y el turismo y potenciar los aspectos vinculados al patrimonio natural cultural, medioambiental y paisajístico”, expone Tere Adell, gerente de la Mancomunidad. Promueven rutas turísticas, promocionan el valor diferencial de los olivos monumentales entre los propios agricultores y también en el ámbito internacional, trazan rutas turísticas y buscan sacar punta a su valor añadido con la creación de la Marca de Garantía Aceite Farga Milenaria, entre otras acciones.

ACCIONES TRANSVERSALES

Ulldecona es la población catalana con más olivos colosos inventariados, 53, con un perímetro de tronco superior a los 6 metros a 1,3 metros del suelo. El Ayuntamiento del municipio del Montsià lleva a cabo una iniciativa pionera. Ha catalogado esos 53 monumentos como árboles de interés local, y está en proceso de incorporarlos al catálogo catalán de árboles monumentales. Aun así, la alcaldesa, Núria Ventura, admite que en la práctica son “medidas simbólicas” y aboga por trabajar para “la valorización de ese patrimonio como conjunto, con acciones trasversales que involucren a diversos sectores, como pueden ser los productores, la restauración y el turismo”.

Admite que la ley de protección arbórea en Catalunya que reclama Salvem lo Montsià es un objetivo final, pero no la panacea: “Legislar sobre un bien privado es complicado, se requieren medidas alternativas, porque por ejemplo en el País Valencià el expolio continuó”. Tere Adell es miembro de la Comisión de Protección Arbórea de la Comunitat Valenciana: “La ley existe desde hace 11 años pero no se ha desarrollado el reglamento hasta ahora y ha sido insuficiente y dificultosa su puesta en vigor, entre otras cosas por la ausencia de compensaciones a los agricultores”, apunta.