Análisis

Un momento adecuado para el debate

SAÏD EL KADAOUI

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Cubrir el rostro y el cuerpo de la mujer sin que nada quede al descubierto -excepto los ojos en el caso del nikab y ni tan siquiera eso en el caso del burka- es una aberración que, según algunos intelectuales musulmanes nada tiene que ver con el Islam y, a criterio de otros, es una imposición del wahabismo.Abdel Wahab Medebafirma que esta corriente del Islam es la interpretación más pobre que jamás haya conocido la historia teológica y doctrinal de esta religión.

Por otra parte, es importante señalar que la discusión en torno al burka no es un debate entre el Islam y Occidente. Es un debate -junto con otros: cubrirse la cabeza con el pañuelo en algunos trabajos, la compatibilidad entre el trabajo y guardar el ayuno durante todo el mes del ramadán, el papel de la religión en la vida pública…- que está en las calles de la mayoría de los países musulmanes. Para aquellos que lean en francés, recomiendo encarecidamente leer de vez en cuando la revista marroquíTel quel(telquel-online.com).

Rafael Jorba,en un reciente artículo publicado enLa Vanguardia (Burka, buenismo y estigmatización,8/06/13), citaba algunas de las conclusiones del informe elaborado por el Consejo de Estado de Francia (25/03/10) encargado por el entonces primer ministro,François Fillon.Me interesa destacar una de ellas: una ley, dice, que prohibiese cubrir el rostro solo podría basarse en razones de orden público y de identificación de personas, y debería tener en cuenta algunas excepciones de salud pública (máscaras), de seguridad (cascos de moto, pasamontañas), manifestaciones culturales (carnaval) y respeto de los lugares de culto y las tradiciones.

La propuesta delconsellerEspadalerde llevar al Parlament una moción de regulación de la ocultación del rostro en los espacios públicos para debatir de forma «cuidadosa, sutil y clara» y buscar el máximo de consenso, no me parece mal. Al contrario. Creo que el Parlament es el lugar adecuado para instar al Govern a que legisle en ese sentido. También me parece que el momento no es malo. Es mejor debatirlo de forma serena ahora que esperar a que se convierta en un arma electoralista.

Creo que es importante no cerrar la puerta al debate, no atrincherarse en posiciones dogmáticas y, sobre todo, no darle fuerza a una interpretación pobre (fanática) del Islam y que tanto denigra a la mujer. Si a través de una ley que se basa en razones de orden público y de identificación podemos pararle los pies a los fanáticos, adelante. Aquí, en Catalunya, en Europa y también allí en los países musulmanes, habrá mucha gente que aplaudirá nuestra determinación e inteligencia.