Mireia Barrera: «El canto coral debería jugar en primera división»

Hay profesiones que se eligen premeditadamente, y otras que el azar hace aterrizar, como la dirección coral que con 15 años empezó a ocupar a Mireia Barrera (Terrassa, 1967). De niña, siempre cantaba, y su madre, que había estudiado música, la apuntó a solfeo y piano. Y así, sin haber estudiado canto ni dirección coral, empezó a dirigir a Els Eixerits, un grupo coral infantil del barrio barcelonés del Clot. Desde entonces, Barrera ha dirigido siempre. Desde 1993 está al frente del coro Madrigal de Barcelona, y desde el 2012 dirige Barcelona Ars Nova, el grupo vocal que mañana actúa en Poblet, el sábado, en Ripoll, y el domingo, en Barcelona.

Directora coral. A los 15 años, una vecina del Clot apostó por ella para que dirigiera un coro infantil del barrio. Y le encantó.

-Els Eixerits encendieron su luz... 

-Sí, todo fue porque una vecina me dijo que necesitaban a alguien para dirigirlos y yo, que solo sabía llevar el compás del solfeo, me puse a hacerlo. Me gustó muchísimo, y me apunté a cursos de dirección. Mi revelación llegó en un curso de verano en Cervera con el Orfeó Lleidatà. Estuvimos diez días cantando y dirigiendo obras con orquesta.

-¿Qué era lo que en realidad le fascinaba?

-Que cantando se despiertan todas las emociones, tus virtudes y carencias y se muestra tu mirada al mundo. El canto te pone en contacto contigo mismo. Y cantando en grupo, cuerpo a cuerpo, formas parte de un todo.

-¿Qué función tiene en ello quien dirige?

-Valoras cada voz y su individualidad, y se lo haces valorar a cada cantante del grupo, pero al mismo tiempo le haces sentir, y al público le haces llegar también, cada una de esas singularidades como parte integrante de un conjunto de voces armónico.

-¿Qué referentes o maestros ha tenido para llegar a ser cinco años (2005-2010) directora del Coro Nacional de España?

-Uno de los primeros fue Pep Prats, el director de la coral Cantiga de los Lluïsos de Gràcia. También Manuel Cavero, que fundó el coro Madrigal, y quien me pasó el relevo en su dirección. Y, el gran referente para todos nosotros ha sido Pierre Cao. Él es compositor y director, de Luxemburgo, y fue la persona que introdujo la técnica de dirección coral en Catalunya, más tecnificada y ordenada. Yo estudié tres años con él en el Centre International pour la Musique Chorale de Namur. Mi paso por el Cor del Teatre del Liceu fue también clave para mí en la formación de niños solistas.

-¿Siente que el canto coral juega en segunda división?

-Absolutamente, y debería jugar en primera. La voz también es un instrumento, y conseguir una unidad armónica en un grupo de voces conlleva la misma exigencia, dificultad y profesionalidad que entre un conjunto de instrumentos y, además, con una característica que no tiene una orquesta, que es el texto, con diferentes idiomas. El trabajo del director coral es aunar el mensaje del texto en una sola alma que lo transmita. Pero el director de coro no es mediático, nombres de directores de orquesta estoy segura que a la gente le puede venir alguno a la mente, como Herbert von Karajan, pero ¿de canto coral? Tal vez quien conozca el mundo de la coral catalana sí pueda citar a Oriol Martorell, pero en general, las corales siempre son tratadas como en una segunda categoría.

-¿Cómo nació Barcelona Ars Nova?

-Fue a través de Josep Pons -director de la Orquestra del Gran Teatre del Liceu-, gracias al cual fundé el coro de la Orquesta Ciudad de Granada, cuando él dirigía su orquesta, y quien me ofreció dirigir el Coro Nacional de España. Amigos de Pons habían visto que en iglesias de países como Alemania y Austria había coros de mucho nivel que cantaban durante las misas, y él pensó que se podía hacer aquí. Empezamos en el 2012, en iglesias románicas que habían sido restauradas, misas polifónicas y con entrada gratuita. Fue un éxito.

-¿Siempre cantan durante las misas?

-No. Desde la Associació d'Amics de les Misses Polifòniques se acerca ahora la música litúrgica, fuera de los oficios. Mañana cantaremos en el monasterio de Poblet (21.30 h); el sábado, en el monasterio de Ripoll (22.00 h), y el domingo, en la iglesia de Sant Pere de les Puel·les de Barcelona (19.00 h).