DERECHOS DE LA INFANCIA

14 millones de niñas son forzadas cada año a contraer matrimonio

Sadia, una joven de 16 años de Bangladés que relató su matrimonio forzado, junto a su bebé.

Sadia, una joven de 16 años de Bangladés que relató su matrimonio forzado, junto a su bebé.

TONI SUST / BARCELONA

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Una niña marroquí de 13 años llegó un día a su escuela, en Girona, con muestras visibles de haber sido golpeada. Fue en el 2013. Los moratones acabaron destapando lo que sucedía: sus padres le habían concertado un matrimonio forzadoLa querían casar con un primo, quizá por mantener unida la economía familiar, quizá para propiciar la regularización del nuevo marido en España.

Los Mossos evitaron este matrimonio forzado, pero ¿cuántos se celebran sin que nadie lo pueda evitar? En todo el mundo, cada año unos 14 millones de niñas son obligadas a formar un matrimonio forzado. El silencio envuelve el fenómeno, que suele quedar en familia, que en este caso es más cárcel que refugio. En cuanto el Senado valide la reforma del Código Penal, aprobada la semana pasada por el Congreso, en España el matrimonio forzado estará tipificado como delito. Y se castigará con penas de prisión de seis meses a tres años o de multas de 12 a 24 meses. No es que ahora fuesen leagles, pero eran perseguidos mediante otras figuras penales.

Idéntico castigo está previsto para quienes obliguen a una mujer a abandonar España o a no volver a su territorio con el fin de que se case. Hasta ahora tan solo era un tipo agravado de coacción. Y una realidad que aflora poco. Hay varios tipos de matrimonio. El concertado es el pactado al margen de los contrayentes pero no forzado, ya que es aceptado por estos a cambio de los beneficios de la modalidad, esencialmente económicos: hace un siglo era habitual en familias adineradas para asegurar la posición social de ambas.

BUENOS PROPÓSITOS ERRÓNEOS

El matrimonio de conveniencia es aquel en el que los cónyuges persiguen un beneficio mediante una unión que es fraudulenta. El matrimonio forzado o forzoso es aquel en el que uno de los dos contrayentes se casa en contra de su voluntad. Con excepciones, las víctimas siempre son mujeres, mayoritariamente niñas. El motivo puede ser variado. Económico: emparentar para mejorar. Práctico, como el ya citado de lograr la regularización del cónyuge. También puede responder a la necesidad de devolver un favor o cumplir como familia con una obligación para con la familia del otro contrayente.

En países en desarrollo, otra razón de fondo es asegurarse de que, una vez casada, la niña tendrá menos posibilidades de sufrir abusos sexuales. Aunque para ello se esté forzando a una menor a mantener relaciones sexuales con un marido a menudo de mucha mayor edad.

Se da la paradoja de que muchos padres obligan a sus hijas con la intención errónea de protegerlas. «No conozco a nadie que quiera malcasar a su hija», afirma Jacobo Ocharán, de la oenegé Plan, que se dedica a la protección de la infancia.

Ocharán relata que muchos padres fuerzan el matrimonio de sus hijas convencidos de que las beneficiará, de que les dará una posición más segura en la comunidad, de que una vez abandonen su círculo de protección tendrán otro. Pero el efecto, dice Ocharán, es el contrario: «El matrimonio forzado es una manera de perpetuar la pobreza porque supone cortar el acceso a una educación adecuada. No les quedan vías para evitar la pobreza porque no podrán acceder al mundo laboral. Y es algo que te puede pasar en Bangladés y en Barcelona».

Frecuentemente, las familias aprovechan un viaje al país de origen para forzar el matrimonio. La pareja vuelve casada. El procedimiento guarda analogías con otra práctica, la de la ablación, que en muchos casos se practica a niñas aprovechando los días que pasan de vacaciones en su país. En España, la ablación se persigue incluso si ha tenido lugar en el extranjero por decisión de los padres.

SILENCIO Y DELITO

«No hay datos», dice Amalia Fernández, presidenta de la asocia ción de mujeres juristas Themis sobre los casos que puede haber en España. «El silencio envuelve el delito», agrega aludiendo a que es muy difícil romper el secreto de una familia. No obstante, opina que con la tipificación del matrimonio forzado como delito «será mucho más fácil» perseguir a quienes intenten cometerlo.