SORTEO DE NAVIDAD

40 millones del Gordo se quedan en el Raval

Carlos Márquez Daniel

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Entra en el local y se mueve con sigilo entre los periodistas que teclean o hablan por teléfono. Se encuentra con la sobrina de la lotera y le susurra que le ha tocado la lotería. Es un vecino de unos 65 años, delgado, de indumentaria ochentera, de toda la vida. Montse Malagelada, la responsable del negocio, le invita a pasar a la rebotica. Sin aspavientos. Le han tocado 400.000 euros, 300.000 después de que Montoro pase el cepillo. Se marcha, serio, contenido, sin ganas de que nadie sepa de su pequeña fortuna. Bienvenidos al Raval, un barrio 40 millones más rico que ayer.

Comprobar número de la Lotería de Navidad 2016

Los números premiados de la Lotería de Navidad

Cada administración de lotería esconde una intensa historia familiar. Esta, sita en la calle del Carme, se abrió hace 75 años. Maria Güell, madre de un hijo, viuda de guerra, fue la primera propietaria. Hoy es la tercera generación la que lleva las riendas, y nunca antes habían repartido tanta suerte. Lo máximo, en 1971, un segundo premio del Niño de 140 millones de pesetas. Este jueves, una serie entera (diez décimos) del Gordo.

Que en todos los medios se haya dado por hecho que el 66.513 se había vendido íntegramente en Madrid ha despistado a muchos de los agraciados de Barcelona. Cuenta Gloria Elias, la madre de Montse, que regentó el local hasta hace siete años, que cuatro personas se han acercado en persona, y que seis o siete han llamado por teléfono. Un matrimonio de unos 60 años no paraba de abrazarse en cuanto les han confirmado que su boleto era el ganador. "Ha sido muy bonito poder decirle a la gente que le ha tocado tanto dinero. No se lo creían porque estaban convencidos de que solo había tocado en Madrid". 

También un cliente "de toda la vida", al que llaman "Angelito", ha conocido su fortuna de boca de la lotera. Además de traer una caja de bombones, ha explicado que por fin podrá costear la operación pendiente de su mujer. Otro vecino ha entrado en el local despistado, preguntando por ese número que acaba de escuchar en la radio y que acababa en 13, como el suyo. Se ha marchado 400.000 euros más rico, menos el 20% de impuestos. Todos los agraciados, según Montse, son personas del barrio "a las que les irá muy bien el dinero". 

AMIGOS, NO CLIENTES

Todo tiene su origen en los caprichos de la suerte. En las supersticiones. Cada año son muchos los jugadores que piden un número terminado en 13. Montse, desde hace ya cinco años, tiene un acuerdo con la administración de Madrid del paseo de la Esperanza que tenía en propiedad todas las series del 66.513. Todas menos la que la administración de la calle del Carme le solicita para saciar la fe de los que en Ciutat Vella creen en el número de la mala suerte. Siempre les habían mandado el mismo número, pero este año, al cambiar la gerencia del negocio en Madrid, les enviaron otro. Y mucho mejor.

"Aquí no tenemos clientes, tenemos amigos", expone Gloria, muy emocionada a pesar de que no se han quedado ni uno solo de los décimos agraciados. "No se lo sé explicar, pero la ilusión es muy grande, muy grande...". Una de las premiadas ha sido Rosa, una señora mayor del barrio que ha expresado su intención de compartir el botín con su hija. Ha sido su nieto quien la ha puesto en alerta al ver que el Gordo terminaba en 13, el número al que siempre juega su abuela.

En una de las paredes de la administración cuelga un cartel que representa las figuras de las cien terminaciones de la lotería nacional. Lo pintó el hijo de María, marido de Gloria y padre de Montse, Xavier Malagelada (el apellido es originario de Banyoles). En el 13 está dibujado san Antonio, cuya onomástica se celebra el 13 de junio. Es el patrón de los pobres, aquellos a los que esta familia espera haber echado una mano.