REACCIÓN SOCIAL CONTRA el ajuste DEL GOBIERNO CATALÁN

Miles de personas claman en la calle contra los tijeretazos de Mas

Un momento del masivo acto de protesta de ayer en Barcelona.

Un momento del masivo acto de protesta de ayer en Barcelona.

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Lo que hasta ahora habían sido conatos de movilización contra los recortes en la inversión pública del Gobierno de Artur Mas se transformaron ayer en un ruidoso clamor de miles de ciudadanos -10.000 según la Guardia Urbana- que abarrotaron la plaza de Sant Jaume de Barcelona y varias calles adyacentes en defensa de servicios públicos de calidad y en especial contra los tijeretazos que ya notan día a día los centros hospitalarios. Tal fue el éxito de la convocatoria que también la Via Laietana vivió antes y después de la misma manifestaciones espontáneas.

Las batas blancas de enfermeras, médicos y auxiliares de clínica fueron mayoría absoluta. Pero a la cita se unieron también maestros, asociaciones vecinales y diversas organizaciones sindicales.

GRITOS DE «¡BOI DIMISIÓN!» / Artur Mas y en especial suconsellerde Salut, Boi Ruiz, fueron el foco del profundo malestar de los trabajadores de la sanidad pública, con gritos de «¡Boi dimisión!» y pancartas con lemas comoBoi Ruiz, sicario de las mutuas. Un enojo alimentado por dos declaraciones de Ruiz que el sector considera mentiras insidiosas. La primera, atribuir las protestas al interés de los médicos en su remuneración y no en el sistema sanitario. La segunda, que el Govern siga negando que las tijeras han empezado a funcionar, cuando los que trabajan en los hospitales no paraban ayer de poner ejemplos de cómo ya se están limitando pruebas médicas, material, camas hospitalarias y determinadas operaciones.

Un tercer ingrediente expresado ayer por representantes sindicales y explicado en el manifiesto final de la concentración es el temor a que el tijeretazo persiga la privatización de servicios públicos tan esenciales como la sanidad.En venta, fincas BoiaMas, rezaba una pancarta junto a la fotografía de un hospital.

Los tijeretazos están dejando al Govern aislado en todos los frentes. En la manifestación se dejaron ver ayer diputados de las fuerzas de izquierdas e incluso dos parlamentarias del PPC. A la presión política se añadió ayer de nuevo la ministra de Sanidad, Leire Pajín, anunciando que ha pedido información a laconselleria de Boi Ruiz sobre el alcance de sus planes. Pajín no desaprovechó la ocasión de destacar que «no todos los gobiernos recortan igual».

MAS PIDE AYUDA / Elpresident,Artur Mas, combinó anoche mano tendida y firmeza para responder a la masiva protesta. «Estamos en una situación tensa», admitió, y pidió a médicos y enfermeras que se conviertan en «aliados» del Govern para «hacer lo que hay que hacer». Y esto, sostuvo, son decisiones que el Ejecutivo catalán está tomando a disgusto, pero con «sentido de país». Añadió que las medidas de ahorro no son un

capricho.

Elpresidentacusó a «algunos» grupos de la oposición de crear «alarmismo innecesario», movidos por la proximidad de las elecciones. Mas quiso salir al paso de la denuncia del sector sanitario de que los recortes están afectando ya a los usuarios. «No están bajando los índices de calidad», sostuvo.

No tendrá fácil Mas conseguir que el sector le apoye. Ayer los directores de los hospitales nuevamente plantaron cara anunciando que no piensan aplicar ajustes que lleguen al 10%. Algo parecido a lo que explicaba ayer en la concentración el presidente del comité de empresa del Hospital de l'Esperit Sant, Manuel López, al afirmar que los facultativos se negarán a ser los que denieguen al paciente determinadas pruebas, como la PET (para patologías cancerosas).

Los sindicatos consideran que las dos claves de este conflicto se llaman continuidad y pulso ideológico. Respecto a la primera, ayer convocaron otra manifestación, el 14 de mayo, que pretenden que sea aún más unitaria y masiva que la de ayer. En cuanto al combate de ideas, frente a la extendida tesis de la inevitabilidad de los recortes, los opositores deberán hacer creíble una frase del manifiesto leído ayer: «El discurso oficial de que todos nos debemos apretar el cinturón es falso. Los culpables de la crisis han vuelto a obtener beneficios personales».

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