EFECTOS DEL TEMPORAL Y EL DESHIELO

Mequinenza para de momento el golpe del Ebro en Catalunya

El Ebro, ayer, a su paso por Miravet, a menos de un metro del desbordamiento.

El Ebro, ayer, a su paso por Miravet, a menos de un metro del desbordamiento.

RAFAEL MORALES / TARRAGONA SÍLVIA BERBÍS / TORTOSA

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El embalse de Mequinenza,  uno de los más grandes de España, frenó ayer el empuje de las aguas del Ebro antes de que estas entraran en Catalunya tras protagonizar una de las mayores crecidas del río en el País Vasco, La Rioja, Navarra y Aragón. Los expertos aseguraron que la mayor parte del peligro ya había pasado, pero el agua del embalse seguirá subiendo de nivel hasta que mañana  se alcance la máxima capacidad. Catalunya, de momento, apenas notó la embestida, pero a lo largo del tramo del río que transcurre por Tarragona todos están pendientes de lo que pueda ocurrir en las próximas horas.

Los embalses de Riba-roja y Flix, situados a continuación del de Mequinenza, aunque mucho más pequeños -en Mequineza caben 1.530 hectómetros cúbicos y en Riba-roja, solo 210-, también servirán para aumentar el control del agua. El caudal en las estaciones de aforo de Ascó y Tortosa fue ayer de 1.560 m3/s, el mismo que se ha desembalsado los últimos días y que no ha provocado más que algunas inundaciones de terrenos agrícolas y embarcaderos.

Ángel García, responsable del centro de control de Lleida desde el que Endesa gestiona, entre otros embalses, los de Mequinenza, Riba-roja y Flix, afirmó que «el mayor peligro» había pasado, informa Eva Visa. Precisó que Mequinenza se seguirá llenando hasta llegar al 100% mañana por la tarde. El día de ayer lo inició al 94% de su capacidad y a las ocho de la tarde había llegado casi al 97%.

«Cuando lleguemos al máximo, aún nos quedará un margen de tres metros de altura que no está contabilizado y que es para situaciones de emergencia», informó García. El embalse, que mantuvo abiertas tres de sus cinco compuertas, tiene una presa que «puede soportar la mayor avenida de la historia», destacó. Ayer bajaban por las compuertas 950 metros cúbicos por segundo y otros 600 a través de las turbinas.

«De momento no hay que lamentar más que daños leves, pero no sé si es necesario apurar tanto», cuestionó el alcalde de Miravet, Toni Borrell,

en alusión a la gestión de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). «Es lo de siempre, pero esperamos que esta vez no tengamos que lamentar daños mayores y que se logre contener la avenida», añadió Borrell.

RECELOS

El delegado del Govern en las Terres de l'Ebre, Xavier Pallarés, admitió que entiende «los recelos del alcalde de Miravet, porque su municipio está junto al río y vive con la incertidumbre de lo que pueda pasar». Y opinó que «si se desembalsara antes no pasaría lo que pasa». A pesar de todo, afirmó que de momento prefiere confiar en las previsiones de la CHE. «Cuando pase el episodio ya veremos si se ha hecho bien o no», precisó.

«En principio, no está previsto  cambiar la maniobra de desembalse», explicó un portavoz de la CHE para confirmar que esta no espera nuevos repuntes extraordinarios del nivel del agua. «Estamos desembalsado desde que se produjo la primera crecida a finales de enero y desde entonces no se ha parado, aunque con cantidades que han ido variando», aclaró ante las críticas.

Donde parece que de momento se atenderán las reivindicaciones es en el tramo medio del río, donde la crecida ha hecho más daño. La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, visitó ayer la zona y aseguró que dragar el río será una de las soluciones, pero no la única, que contemplará el decreto ley que tiene previsto aprobar el Consejo de Ministros del próximo viernes.