La mejor cara de los Minyons

Los de Terrassa han recuperado el potencial que habían mostrado en etapas anteriores

Un ensayo de los Minyons de Terrassa, la semana pasada en su local social.

Un ensayo de los Minyons de Terrassa, la semana pasada en su local social.

R. M.
TARRAGONA

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Los últimos años de los Minyons de Terrassa parecían, al menos desde fuera, una dura travesía del desierto que no aventuraba un final feliz. El debate interno y los resultados discretos de las últimas temporadas no presagiaban el resurgir que se produjo a partir del cambio de junta del año pasado. Acabaron la temporada en una forma excelente y la han mantenido en el inicio de esta. Todo hace pensar que los Castellers de Vilafranca tendrán esta temporada un rival más temible que len los últimos años.

"Ni antes estábamos tan mal ni ahora estamos tan bien", matiza el presidente de la entidad, Cesc Poch, para calmar la euforia actual y quitar peso a los momentos malos. "La actividad de la entidad es tan intensa que el nivel de implicación de la gente es complicado. De todas formas, en los peores momentos la base seguía siendo de una media de 250 personas", destaca el presidente de la entidad egarense, que en total cuenta con unos 800 socios.

Los daños colaterales hicieron que en el 2014 se quedaran fuera de la diada Sant Fèlix, la gran cita del 30 de agosto en Vilafranca, a la que no habían faltado en 30 años. Sin embargo, acabaron el año descargando por tercera vez en su historia el tres de deu amb folre i manilles, una construcción que ellos mismos completaron por primera vez (1998) y que hasta el 2013 fue la espina clavada en la camisa verde de los de Vilafranca. Es un castell que, entre las dos colles, solo se ha hecho cinco veces.

Una de las claves del buen momento actual de los Minyons es su cap de colla, Guillem Comas. "Es un auténtico crack", aseguran algunos de los castellers que tiene a su mando. Destacan que ha sabido cambiar la mentalidad de los castellers de la camisa malva. "Es un gran motivador", aseguran.

Pero al margen de esas cualidades, lo que está ocurriendo en los Minyons no es casualidad. Existe un trabajo que iniciaron hace varios años las directivas anteriores. Apostaron por renovar la colla y ahora, después de sufrir con las actuaciones de los castellers menos expertos, han conseguido tener auténticos veteranos con edades de apenas 22 años. "Ha llegado mucha gente nueva a la colla. Sobre todo jóvenes"corrobora Coch.

EN TERRITORIO SIN TRADICIÓN

Pero que los Minyons no estaban tan mal lo demuestra que en los últimos 22 años nunca han dejado de hacer castillos de gama extra. No está mal para una colla joven (se fundó en 1979) y lejos del ámbito de influencia habitual de los castells, en las comarcas de Tarragona.

En el historial de la entidad y de los castells también pesan con brillantez algunas de las aportaciones de los Minyons. Es el caso de sus características y ligeras manilles (una especie de tercera pinya por encima de la base y el folre), pero también es la colla a la que se atribuye la apuesta definitiva para que las mujeres entraran en las estructuras de las torres humanas.

La cuestión, hoy, es que los Minyons dan la impresión de que pueden poner a prueba la hegemonía de los Castellers de Vilafranca durante casi 20 años. En la diada de hoy en Mataró las dos entidades más potentes medirán sus fuerzas por primera vez esta temporada. El 30 de agosto, en Sant Felix, volverán a hacerlo.