Un mar de embarcaciones

Los ecologistas denuncian la «sobrefrecuentación» que sufre el litoral del parque en verano

Salón náutico en aguas dalinianas 8 Barcos anclados en Port Lligat, la semana pasada.

Salón náutico en aguas dalinianas 8 Barcos anclados en Port Lligat, la semana pasada.

FERRAN COSCULLUELA / CADAQUÉS

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La oposición de los vecinos de Cadaqués al PRUG no es monolítica. Muchos de ellos coinciden en que se ha de establecer alguna medida de control para preservar el medio natural, mientras que otros censuran abiertamente la actual barra libre. «El fondo marino está muy revuelto y los barcos también dejan mucha basura. Se ha de hacer algo, porque duele verlo así. No puede haber cada día mil barcos en el mar tirando el ancla», reconoce Josep Lluís Mercado, propietario de una empresa de trabajos subacuáticos de la localidad.

Esta visión proteccionista es compartida por Enric Cortiñas, presidente de la Associació de Naturalistes de Girona, que denuncia que el Cap de Creus sufre una «sobrefrecuentación» y que es necesario limitar los accesos. Está a favor de la aprobación del PRUG, pero destaca que impulsar un plan de usos y aprobar a la vez una ley específica para permitir la construcción de El Bulli Foundation en el parque es incompatible. «Hay que aclarar que los espacios naturales no son un parque de atracciones para llevar gente», denuncia.

Para quien no conozca lo que sucede en el Cap de Creus durante el verano, Cortiñas recomienda la lectura de una entrada en el blog ecologistes.net titulada Cala Taballera; quién te vio y quién te viera, escrita el pasado mes de agosto por Sergi Nus, licenciado en Ciencias Ambientales. Tras una excursión de dos horas para acceder a la pequeña cala de El Port de la Selva, Nus se topó con unas 50 embarcaciones fondeadas en la zona. «Nadar entre barcas, aroma a diesel y restos aceitosos es lo más alejado de lo que uno podría esperar de una escapada a un parque natural», lamenta.

CINCO PUERTOS DEPORTIVOS

El Cap de Creus se encuentra en el radio de acción de cinco puertos deportivos con capacidad para más de 8.000 embarcaciones, a las que hay que sumar el millar que cada verano atracan en la zona de Cadaqués. Además, el sector náutico ha constadado que esta temporada la venta de embarcaciones ha aumentado un 8% en Girona. Una presión que apunta al medio marino. «Las praderas de posidonia tienen un papel ecosistémico capital, porque muchas especies se alimentan y reproducen en ellas, absorben dióxido de carbono y ejercen de depuradoras naturales. Son hábitats amenazados que hay que preservar», dice Javier Romero, profesor de Ecología de la Universitat de Barcelona.

No obstante, este especialista no cree que la posidonia haya sufrido un grave deterioro en el Cap de Creus en los últimos 10 o 15 años, salvo determinados puntos en los que ha localizado algún daño «significativo». Romero considera que este parque es un espació muy amplio que permite una «zonificación» de las actividades, por lo que es partidario de que solo se lleven a cabo «actuaciones parciales» en aquellos puntos que son más sensibles, acompañadas de un seguimiento para comprobar su evolución e identificar si hay más áreas a las que deban ampliarse.