No es No: Stop a los abusos sexuales y la discriminación machista

El acoso sexual y la discriminación machista palpitan en todos los ámbitos de la sociedad

GRUPOS VARIADOS A la izquierda, intercambio de inglés en el Bar Berenjenal. Sobre estas líeas, un grupo organizado por el profesor Gary Walker en el bar Cal Ministre. Abajo, encuentro promovido por The Friday International Exchange en el bar de la Es

GRUPOS VARIADOS A la izquierda, intercambio de inglés en el Bar Berenjenal. Sobre estas líeas, un grupo organizado por el profesor Gary Walker en el bar Cal Ministre. Abajo, encuentro promovido por The Friday International Exchange en el bar de la Es / JULIO CARBÓ

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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El manoseo de los pechos de una mujer entre la multitud de una fiesta popular es el exponente más burdo de una cadena cultural antigua, inconsciente para bastantes hombres, que cuenta con eslabones mucho más sutiles en otras circunstancias sociales, pero de una categoría violenta aproximada. El acoso es un acto de poder machista de un rango no muy distinto al del despido laboral de una mujer que acaba de anunciar que está embarazada. Ambos son sancionables, pero no se catalogan ni juzgan de igual forma. Otras situaciones que también violentan pero lograrían menos unanimidad al ser analizadas, son las que reflejan ese techo de cristal profesional que frena el acceso de la mujer a cargos de responsabilidad, tan difícil de atravesar para tantas trabajadoras y profesionales. En actos masivos y etílicos, los comportamientos son espontáneos: un reflejo de la educación recibida y la cultura dominante.

ALBA ALFAGEME. Psicóloga

"La idea de que NO es SÍ nos ha hecho daño a todas"

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/1\/9\/1469806710291.jpg","author":"GLORIA S\u00c1NCHEZ BARTOLOM\u00c9","footer":"Alba Alfageme, psic\u00f3loga experta en violencia dom\u00e9stica."}}

El bosque con agradables caminos transitables próximo al domicilio de la psicóloga Alba Alfageme, de 36 años, situado muy cerca de Girona, es zona vetada para ella. En otro tiempo, salía a correr por esas rutas tranquilas, pero una mujer fue agredida allí y Alba ha decidido limitar los circuitos por los que hace running. Su marido sigue saliendo a correr por allí sin ningún problema, día o noche. Él tampoco ha creado estrategias de regreso a casa las noches que sale a cenar con los amigos. Ella sí lo ha hecho.

Alba es experta en la atención a mujeres que han sufrido acoso o agresión sexual, unas situaciones de violencia machista que, entiende, condicionan la vida tanto de las atacadas como de las que adoptan precauciones para no serlo. “Esa idea falsa de que el NO de una mujer quiere decir SÍ nos ha hecho mucho daño a todas. Los chicos están muy confundidos y la sociedad alimenta la situación responsabilizando a la vestimenta famenina del acoso sexual”. Un estudio europeo indica que un tercio de las entrevistadas declaró haber tenido relaciones sexuales no deseadas con hombres con los que habían salido a cenar.

Si el entorno no critica, esa actitud se alimenta, añade.  “Las mujeres, todas, tenemos limitado el espacio público. No es seguro. No podemos disfrutar de esa libertad igual que los hombres”, reflexiona. Alba tiene compañeras que cuando salen de cena por la noche elaboran estrategias para el momento de volver a casa. “Si tienen párking, no dejan allí el coche, para no entrar solas. O llaman a su pareja para que baje a buscarlas. Si vuelven en taxi, al subir al vehículo anotan la licencia del conductor y envían el número por whatsapp a una amiga”.

CARLOTA PI. Ingeniera, empresaria

"No quiero dejar de tener hijos para tener un empleo"

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La ingeniera Carlota Pi, de 40 años, cofundadora y directiva de la compañía HolaLuz, comercializadora de energía eléctrica renovable y gas, acudió hace una semana a Madrid con sus tres hijas de 8, 6 y 4 años para recoger un premio al empresariado innovador femenino. Sus hijas, explica, no entendían que la premiaran por el hecho de que es una mujer. Carlota les dijo que esperaba que la situación no se repitiera cuando ellas tuvieran 30 años.

La ingeniera Pi fue despedida de la empresa donde trabajaba poco después de que naciera su tercera hija. “Decidí que nunca más trabajaría para una compañía rígida, jerarquizada y, en mi opinión, condenada a muerte”.

 Así surgió HolaLuz, una empresa barcelonesa donde los empleados, la mitad de cada sexo, no tienen un horario al que se deban ajustar. No se les contabilizan los días que hacen vacaciones y tampoco deben justificar si libran un puente festivo. Trabajan para cumplir unos objetivos que les son supervisados de forma semanal, mensual y anual. “La exigencia fue máxima al escoger a nuestros 92 empleados: queríamos personas interesadas en ser felices y trabajar, sin tener que renunciar a la profesión por el hecho de tener hijos, ni dejar de tenerlos por temor a perder el empleo”, advierte. Su consigna es que “siempre hay una forma diferente de ver las cosas”. Ganan 3.000 clientes cada mes, asegura Pi.

Carlota se aplica a sí misma las ventajas por las que apostó y que defendió frente a sus dos socios, Oriol y Ferran. Reconoce, ellos al principio no veían “la necesidad” de organizar la empresa con unas premisas que encajan con el estilo de vida de una mujer joven, que quiere ser madre, muy exigente con su profesión.

ELENA CARRERAS. Obstetra en el Hospital Vall d'Hebron

"Nos dan más cargos de confianza que de poder"

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Hace más de dos años que Elena Carreras, de 56 años, ocupa de facto el cargo de responsable del área de Obstetricia del Hospital del Vall d’Hebron, aunque el nombramiento oficial le llegó la semana pasada. El servicio que dirige recibe a mujeres en periodo de gestación, procedentes de toda España, que sufren complicaciones graves en las que peligran la vida del feto o de la madre. Atiende a las embarazadas infectadas por el virus zika.

Su función, en fin, es determinante y contribuye al prestigio internacional del hospital, lo que no ha evitado una larga travesía, compartida con cientos de compañeras, en lo que ella denomina “cargos de confianza, más que de poder”. La generación de médicas especialistas que ahora cuentan entre 45 y 55 años es la primera que, de forma tímida pero irreversible, accede a cargos de responsabilidad en los hospitales públicos de Catalunya. Su presencia, asegura Carreras, ha sido clave en la transformación que está experimentando la relación entre los facultativos y sus pacientes.

“La manera de hacer las cosas, el modelo asistencial, son distintos”, explica Carreras. “Se ha generalizado una forma femenina de aplicar la medicina, donde el facultativo es más dialogante, empático y respetuoso con el paciente, tiene en cuenta sus deseos y su voluntad y, sobre todo, lo mantiene informado de su proceso”, describe la obstetra.

Todo eso, añade, se contrapone a la figura patriarcal de la medicina masculina que dominó los hospitales hasta hace apenas un decenio. “Aquello tan machista de ‘¡has de hacer esto porque lo dice el médico!’, se ha acabado”, considera Carreras. Un 70% de los actuales estudiantes de Medicina en Catalunya son mujeres.

CARLA VALLEJO. Jueza

"En la judicatura no te libras de comentarios machistas"

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Carla Vallejo es magistrada en un Juzgado de Instrucción de Las Palmas de Gran Canaria. Tiene 35 años y viste como una mujer de su edad, dos detalles por los que ha de soportar comentarios “despectivos o machistas” de algunos colegas, que aluden a su juventud, su aspecto o a la eventualidad de que decida tener hijos. “En mi profesión, la igualdad es más formal que real. Existe un estado de opinión que da por hecho que si tienes un hijo tu desarrollo profesional te interesará menos, y eso, sin duda, nos perjudica”, afirma Vallejo.

“El mundo de la judicatura española es un perfecto espejo de la discriminación que sufren las mujeres en el resto de la sociedad”, asegura la magistrada. “Allí donde hay discrecionalidad e interviene la decisión subjetiva o política, las mujeres perdemos –dice Vallejo-. De otra forma, no se explicaría que siendo nosotras mayoría en la carrera judicial, seamos tan pocas en las cúpulas decisorias”.

El sistema judicial español se nutre de un 52% de mujeres y un 48% de hombres, pero la presencia femenina en las cúpulas de decisión y dirección es anecdótica. “Mi profesión se comprime en un embudo con la parte estrecha situada arriba –describe la jueza--. En el único lugar en el que no percibimos discriminación o rechazo es en la sala de juicios, cuando estamos frente a un individuo que está siendo juzgado. Los ciudadanos nos ven como jueces neutros”.

Ese embudo al que alude Carla Vallejo es la organización del poder en Justicia. “En el Tribunal Supremo solo hay un 13% de mujeres, en el Constitucional 12 hombres y 2 mujeres y en los tribunales superiores de justicia de las comunidades solo hay una presidenta, los 16 restantes son hombres". Esos estamentos dependen de la composición del Parlamento español, que los escogen.

GEMMA LIENAS. Escritora y política

"El acoso intenta frenar el avance de las mujeres"

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El mundo de la política, y de las mujeres políticas, es tal vez el menos propicio a que prevalezcan los tics machistas que persisten en el resto de capas de la sociedad, observa la escritora Gemma Lienas, de 65 años, diputada de Catalunya si que es Pot en el Parlament, autora de una abundante producción literaria en la que nunca oculta su posición femenina, o feminista, ante la vida.

“El acoso sexual a chicas en situaciones de fiesta es una ofensiva machista para frenar los avances femeninos”, dice, rotunda. El mensaje que se quiere transmitir cuando se critica la forma de vestir o el comportamiento de algunas jóvenes agredidas es este, dice Lienas: “La mujer, la pata quebrada y en casa. Si no, ya sabéis lo que os puede pasar”. Antiguo, pero eficaz, sostiene.

Lienas defiende su “mirada” a la hora de escribir y de vivir, y no cree conveniente disimularla. A las escritoras que actuamos así, se nos clasifica como feministas. Cuando Gabriel García Márquez escribió Memoria de mis putas tristes, [en la que un anciano moribundo pide conocer a una joven virgen] nadie dijo que fuera machista”.

La permisividad con que las chicas toleran que sus novios o amigos les controlen la forma de vestir, o les permiten actuar en función de los celos, forma parte de una “regresión” que, a juicio de Lienas, refleja el retroceso generalizado del pensamiento de izquierdas en la sociedad. “Ahora vivimos en un mundo dominado por las derechas y el capitalismo más duro, y ni la derecha ni el capitalismo han defendido nunca los derechos de las mujeres –indica-. Ahora, en muchos ambientes, las posiciones machistas se consideran normales”.

TERESA FREIXES. Catedrática de Derecho Constitucional

"Las masas siempre son peligrosas"

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En situaciones de fiesta masiva, donde abunda el alcohol, la conducta de los individuos está dirigida por un “inconsciente colectivo” difícil de controlar, considera Teresa Freixes, de 66 años, catedrática de Derecho Constitucional en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y miembro de la cátedra Jean Monet en la Unión Europea (UE). En eso, esta profesora no percibe muchos cambios entre las conductas de los jóvenes de ahora y los de hace 20 años. “Las masas siempre son peligrosas, propician conductas ancestrales”, añade Freixes, en alusión a las agresiones machistas ocurridas en los Sanfermines. Esas conductas, advierte, están ahora incentivadas por la frustración que la crisis provoca en muchos jóvenes.

El mundo donde ejerce, la universidad, no se libra de los brochazos machistas, dice. “No existe una discriminación evidente o directa, pero las indirectas son constatables por los resultados a que dan lugar: ¿cuántas rectoras o decanas existen?”, propone Freixes, tras puntualizar que desde hace dos meses la UAB cuenta con una rectora. La segunda de España.

Considera que prevalece una resistencia por parte de sus colegas masculinos, que les impide valorar de forma igualitaria los currículos de un hombre y una mujer. “No es racional, pero cuando tienen delante un expediente femenino, en su mente surge aquello de ‘mira la chica esta…”. En los años 90, explica, el Tribunal Superior de Justicia de la UE aprobó una normativa de “acción positiva” dirigida a equilibrar la presencia de mujeres en cargos de dirección de las universidades europeas. “En caso de competición, ante dos currículos equivalentes, se destinara la plaza al estamento menos representado: las mujeres”, relata Freixes. “No se aplica”, aclara.

LAIA SANZ. Piloto de ralis

"Los chicos no llevan bien que una mujer les gane"

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A Laia Sanz, 30 años, piloto de motos de trial, rali y enduro, sus compañeros masculinos de carreras le empezaron a mostrar respeto cuando sus buenas puntuaciones, superiores a las de ellos en pruebas que compartían, se impusieron. Ha resultado vencedora en 16 competiciones mundiales en las que, en muchas modalidades, ha sido la primera mujer que participaba. Laia responde sin dudar cuando se le pregunta si ha captado actitudes discriminatorias en el entorno deportivo, atribuibles únicamente al hecho de que es una mujer.

“Hay mucho machismo, incluso entre los jefes de equipo. Estoy en un mundo en el que no es fácil que los hombres te acepten. Los chicos no llevan bien que una mujer les gane. A mí me respetan porque tengo buenos resultados, y, aún así, siempre escucho comentarios sobre si es que he ganado porque me ayudan más que a ellos, o que mi equipo es oficial… Buscan excusas para explicarse que yo he vencido, pero no tienen narices de decírmelo a mí. Yo siempre me entero. Es desagradable”.

Laia desembarcó por primera vez, en el 2000, en una competición motociclista que hasta entonces había sido un rotundo mundo de hombres. En los inicios, recuerda, la recibían con cierta condescendencia, les hacía “gracia” que una mujer joven vistiera el atuendo motorista, decían cosas del tipo de “mira que mona”, y bromeaban con el hecho de que se atreviera con la carrera. “Cuando empecé a quedar entre los 15 primeros, ya no les hacía tanta gracia”.

Poco a poco, relata Sanz, se fue curtiendo en una realidad que le hubiera podido perjudicar psíquicamente. “Pero todo en la vida depende de cómo te lo tomes y yo decidí que esa dificultad iba a ser una motivación adicional”.